Desigualdad Educativa en México: ¿es Justo el Sistema COMIPEMS?
Por: José Ojeda Bustamante/México Social
Nacer en un lugar específico es cuestión de suerte, como el color de piel, de ojos o si se nace hombre o mujer. La colonia o el código postal al que perteneces tampoco lo eliges. Nada de esto nos pertenece. En la Edad Media, quien nacía vasallo, así permanecía. En tiempos más recientes, durante el porfiriato, el territorio mexicano estaba repartido en un puñado de familias. Tiendas de raya y una simulada neo-esclavitud eran el pan de cada día. Algunos agoreros tecnofatalistas nos previenen que estamos entrando ahora, ante el debilitamiento del Estado, en una especie de tecnofeudalismo. Solo el tiempo y las fuerzas sociales hablarán por sí solas.
Hoy día, aunque aún hay mucha desigualdad, cada persona puede moldear su futuro en cierta medida. Ya hemos mencionado en otros momentos la poca movilidad social que existe en México. Al respecto, uno de los principales factores de movilidad social, que se traduce en un mejor nivel de vida que el que tuvieron nuestros padres, es la educación. México ha avanzado, pero a nivel comparativo aún se mantiene en rezago respecto a sus pares de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos). Algunas pinceladas al respecto con datos de la misma OCDE: en México solo 2 de cada 10 adultos de 25 a 64 años cuenta con estudios superiores o de posgrado.
En este sentido, en la escalera educativa, la educación media superior, es el escalón más frágil y que pone en mayor riesgo el futuro laboral de los jóvenes.
Por ello, la reciente discusión que se vierte sobre los exámenes de acceso a la preparatoria y también en la Universidad como promesa de campaña de la presidenta electa, ha levantado opiniones encontradas. ¿Es meritocrático el acceso? ¿Deberían de eliminarse estas barreras de entrada?
En materia de Educación Media Superior, la solución de fondo es igualar a los planteles y subsistemas de EMS, tanto en calidad como en posibilidades de dar acceso a la educación superior.
Con una oferta de EMS tan desigual, es difícil desvincular la desigualdad de oportunidades en la selección de planteles. Pero como esto es costoso y difícil por ahora, en la práctica seguirá existiendo desigualdad. Para aminorarla, se deben buscar opciones que equilibren más el desempeño y la inclusión social, dos principios redistributivos fundamentales en cualquier modelo de justicia distributiva.
La lupa precisamente ha estado en esta semana en la eliminación propuesta del COMIPEMS.
La Comisión Metropolitana de Instituciones Públicas de Educación Media Superior es un sistema que gestiona la asignación de estudiantes a las distintas escuelas de Educación Media Superior (EMS) en la Ciudad de México y el Estado de México. Su función principal se divide en dos aspectos:
Gestión de la demanda: Dada la gran cantidad de escuelas y estudiantes, COMIPEMS organiza quién va a qué escuela.
Asignación de lugares, según el rendimiento: Utiliza un examen para determinar a qué escuela asistirá cada estudiante, basado en sus calificaciones.
El inconveniente de este sistema es que el examen por sí solo no asegura igualdad de oportunidades. Los resultados están muy influenciados por el origen socioeconómico de los estudiantes, lo que significa que aquellos de familias más acomodadas tienden a obtener mejores calificaciones, perpetuando así la desigualdad.
Para hacer el sistema más equitativo, se han sugerido varias ideas, entre las cuales destacan:
Considerar resultados socioeconómicos: Ajustar la asignación de lugares para tener en cuenta el contexto socioeconómico de los estudiantes.
Cuotas socioeconómicas: Reservar plazas en las mejores escuelas para estudiantes de diversos orígenes económicos.
Asignación de lugares para escuelas públicas: Reservar cupos para alumnos de escuelas públicas que obtengan buenos resultados.
Implementar estas propuestas podría ayudar a disminuir la desigualdad en la educación media superior. Es crucial que COMIPEMS siga funcionando para organizar la asignación de estudiantes, pero también es necesario complementarlo con medidas que fomenten la inclusión social.
Una idea equivocada es eliminar COMIPEMS sin una alternativa adecuada o basar la asignación únicamente en la proximidad de la escuela al domicilio del estudiante. Esta última opción podría aumentar la desigualdad, ya que las mejores escuelas seguirían siendo inaccesibles para estudiantes de zonas desfavorecidas.
Para garantizar que todos los estudiantes en México tengan las mismas oportunidades de acceder a una educación de calidad, es fundamental realizar ajustes que consideren las desigualdades socioeconómicas. Solo así podremos avanzar hacia un sistema educativo más justo y equitativo. La educación es esencial para mejorar la calidad de vida y construir un país más justo. Si queremos un México más equitativo, debemos asegurarnos de que todos tengan las mismas oportunidades de acceso a una buena educación.
Este mismo análisis que desarrollamos desde las antípodas, hay que llevarlo al resto de las entidades federativas, para que podamos incidir de manera determinante en la movilidad social, finalmente dejamos: ¿Como le quitamos el cascabel a la educación media superior? O seguimos reproduciendo el mismo esquema, esperando resultados diferentes que rompan la desigualdad. Usted lector que puede concluir.