Por: Jorge Hidalgo Lugo
Nada bueno puede esperar México o lo que queda de él, al término del narco gobierno encabezado por quien lejos de irse a La Chingada, como él mismo llama a su rancho en Palenque, Chiapas, ha decido ejercer un Maximato a la Macuspana y para ello, deja minado el camino a su sucesora quien luce acotada, medrosa y acobardada ante la posibilidad de ser blanco de los ataques del maniqueo personaje que le puso condados a las cadenas con que la mantendrá sujeta por lo menos en los próximos tres años.
El siniestro mandatario que entregó el poder al crimen organizado a cambio de lograr su sueño tiránico, no tiene credibilidad alguna respecto a que dejara su militancia en el partido del que es dueño, y mucho menos que se retirará de la vida pública sin intervenir más ya en temas políticos o de conducción del país.
Andrés Manuel López Obrador y su gigantesco repertorio de embustes y falacias, seguirá siendo el injerencista irredento y para muestra puso al orgullo de su nepotismo dentro de la dirigencia nacional de Morena, desde donde tomará las decisiones políticas trascendentes en materia de candidaturas y perfiles a impulsar, sin tomar en cuenta a quien estará destina a callar como momia desde Palacio Nacional.
La presencia de Andrés Manuel López Beltrán en la cartera de Organización morenista, sin haber hecho trabajo o mérito partidista mayor como no sea ser hijo de quien es, será también el instrumento para que la toma de decisiones en la entrega de contratos o compromisos a asignar con el poder público, tenga su aprobación, previa comisión con los interlocutores como ya aconteció con los beneficiarios del tráfico de influencias que se le denunciaron en el sexenio del terror que está por culmina (al menos en el papel).
Sembrar el terreno, hacer los amarres y toda la operación político electoral necesaria que se requiera para apuntalar su particular proyecto, el de la dinastía con él, y construir la candidatura presidencial que tiene previsto como parte de su testamento, el patriarca tabasqueño.
Andy, como le dicen los arrastrados y oportunistas, tendrá en los próximos meses, un poder incalculable que muy difícilmente se concibe, le permitirá obedecer órdenes o pedimentos institucionales, así provengan de quien luce cada vez más desangelada y pusilánime, pese a ser vendida mediáticamente como la primer mujer presidenta que habrá en el país. Ese México nuestro que dejó de serlo para estar ahora en manos del crimen organizado.
Y como muestra de lo que es capaz y hasta dónde la arrogancia lo envuelve, Andrés Manuel López Beltrán mandó inmediato mensaje a la mismísima Claudia Sheinbaum quien osó pedir más de ganas que con fuerza, que Morena no se convierta en un “partido de Estado”.
Con la investidura que le da ser la presidenta electa, la científica como también le llaman sus advenedizos, se atrevió a mandar un mensaje hueco y hasta retórico en la asamblea nacional donde ungieron a la dupla conformada por Luisa María Alcalde Luján y Andrés Manuel López Beltrán, para pedir “que nunca se permita el amiguismo, influyentismo y nepotismo”.
Alusión sin duda al hijo del patrón quien acusó recibo y esperó el momento de mandar réplica con la virulencia venenosa que le viene de su padre, sin importar mayormente que la propia Claudia Sheinbaum Pardo solicitara licencia como militante de Morena y dar con ello, una muestra de no intervenir, por lo menos públicamente, en la vida partidista.
Semejanza a la “sana distancia” que en su momento marcó Ernesto Zedillo Ponce de León con el PRI al inició de su sexenio, pero que en esta versión tropicalizada poco sirvió para dar certeza a la oferta que hizo como presidenta electa para ahora sólo atender “sus responsabilidades como primera mandataria”.
“Inicia una nueva etapa para Morena, me corresponde como debe de ser, el día de hoy, pedir licencia como militante de Morena. Seré presidenta constitucional y debo de gobernar para todas y todos los mexicanos”, expuso en ese alarde de comenzar a sentar señales de una autonomía que está muy lejana del radar que tiene su patrón y hacedor.
De nada sirvió la zalamera actitud que asumió en el World Trade Center al resaltar los logros de la ‘Cuarta Transformación’ y del presidente Andrés Manuel López Obrador, ni el compromiso público que durante su presidencia, “se seguirá gobernando bajo el principio de: por el bien de todos, primero los pobres”.
No fue suficiente el preámbulo para intentar ser obedecida por quienes se presume, fueron sus apoyadores para llegar al cargo que ostentará desde este primero de octubre:
“Somos varias generaciones que hemos convivido y seguido a un hombre que nos enseñó como los grandes en nuestra historia, a no rendirnos”, expuso con marcada humildad.
Pero no tuvo eco por igual al llamado que hizo a la militancia del partido en el poder de preservar la unidad, ni tampoco que sus militantes se “comporten con honestidad y sencillez”.
Mucho menos hicieron caso de evitar el amiguismo, influyentismo, el nepotismo y el sectarismo, mucho menos pedirles que Morena sea “un partido de Estado”.
Reiteró que la tarea de los integrantes de Morena es la de “guardar el legado” del presidente Andrés Manuel López Obrador, a quien llamó “el mejor presidente de México”.
En este simulacro que deja expuesta la doble moral de la que hace gala el tabasqueño, poco sirvió que Alfonso Durazo fuera su emisario para leer el mensaje enviado a los asistentes a este Consejo Nacional donde los invitó “a no dejar sola a la futura presidenta”.
“En unos días entregaré la banda presidencial. Será la primera presidenta de México y eso es un logro de ella y de nosotros. Retomará nuestra labor transformadora y tengo la certeza que lo hará con gran capacidad, con absoluta dedicación y con honestidad. ¡Cuánta satisfacción siento con ese relevo! Les pido que la acompañen en la difícil tarea de gobernar con la misma lealtad, con el mismo cariño y con el mismo entusiasmo que tuvieron para conmigo”, dijo Durazo en la carta que les mandó López Obrador.
Un simple mensaje en redes sociales, unas cuantas líneas y Andy puso orden en la casa, dejó en claro quién es el que realmente traerá el bastón de mando y no se anduvo por las ramas al enviar el mensaje cifrado a la que sucederá en el papel a quien de facto seguirá mandando en el país:
“Leo a muchos opositores y seguidores de Morena molestos por mi nombramiento en el partido, no tienen por qué estarlo; a los seguidores, tiempo al tiempo. A los opositores, me tiene sin cuidado lo que piensen de mí. MORENA y el Estado ahora son uno, el pueblo es uno, el interés superior de todos es la singularidad. La disidencia en la nación y en el partido es traición a la patria y nos corresponde defender a México, al pueblo y a MORENA que en realidad son uno solo”.
El hijo de papi, el ejemplo vivo de la dictadura que se viene contra propios y extraños, de todo lo que huele a podrido en la administración feneciente, no dejó lugar a duda y por igual rebatió 24 horas después de su ungimiento a la Señora Presidenta electa, valiéndole un plátano Tabasco si no está de acuerdo con su llegada a Morena por aquello de “evitar el amiguismo, influyentismo, el nepotismo y el sectarismo”.
Y más aún, puso en la mesa la determinación del clan, del obradorato depredador y vengativo, el amague de dar trato de TRAIDOR A LA PATRIA a quienes sean disidentes en cualquiera ámbito, ya sea partidista o del ejercicio del poder, bajo el patrioterismo trasnochado y ramplón de ser él quien encabece en lo subsecuente “defender a México, al pueblo y a MORENA que en realidad son uno solo”, de todo aquello que consideren enemigos de su proyecto encaminado al 2030.
Y si la nueva mascota que ocupará Palacio Nacional no se alinea, bien podrían aplicarle la revocación del mandato y entronizar al junior, quien desde ahora asume el papel de ejecutor inalterable, vengador implacable de los agravios que osen cometer en contra del jefe máximo del obradorato o desobedezcan los designios de quien sólo la democrática naturaleza al cumplir su misión, podrá impedir siga haciendo daño al país que siente de su propiedad, coto particular, monarquía del bienestar bajo su feudo.
Vale…