Por: Samuel Cantón Zetina
Aunque sus conferencias matutinas de hoy están dedicadas a la seguridad pública, el gobernador Javier May hizo muy bien saliendo al paso de los acontecimientos violentos del jueves de la semana pasada.
Dijo que su gobierno no está vinculado a ningún grupo criminal -por el señalamiento de que su secretario de Seguridad protege a uno-, y que no pactará con las bandas.
Rechazó además que el régimen haya sido rebasado por la ola vandálica. “Tenemos la fuerza para contenerla. La autoridad prevalece, y continuará con más énfasis”, advirtió.
Bien, pero Tabasco, al igual que el resto del país, adolece de una estrategia fundamental en el combate a los delincuentes: la cooperación de medios, periodistas y difusores de información en general, en el manejo de los actos de provocación y fuera de la ley de los terroristas.
Cómo llegan las noticias a las audiencias es vital, de allí que en su Estrategia Nacional de Seguridad, la presidenta Sheinbaum incluyó el objetivo de hacer llegar de mejor forma a la población el trabajo del gobierno.
Los cárteles cuentan con que se divulguen por todos los conductos posibles sus atrocidades, para multiplicar el impacto de sus crímenes y amenazas.
No se trata de coartar la libertad de expresión, sino de concientizar sobre el efecto negativo de replicar propaganda que atenta contra la paz y tranquilidad de todos.
En la época de JLP-Miguel de la Madrid (en el sexenio de éste se devaluó el peso ¡3,000%!), el secretario de Hacienda, Jesús Silva Herzog-Flores, convocó a dueños y directores de medios para adelantarles la caída de la moneda, y pedirles responsabilidad en el tratamiento de la nota a fin de no generar más pánico.
Contuvo una fuga mayor de capitales, a diferencia de los “errores de diciembre” en que salieron fondos e inversiones en estampida.
Moctezuma en Gobernación, y Serra en Hacienda (efímeros en los cargos) no cuidaron el factor prensa con Zedillo.
¡Y se derrumbó la economía!
Ese acuerdo falta en Tabasco.