Por: Ramón Zurita Sahagún
Los tres tienen un pasado similar y un futuro halagüeño, que les permite afrontarlo con mayor tranquilidad.
El paro de trabajadores del Poder Judicial les beneficia y les abre el camino hacia un escaño y la protección del fuero por seis años.
Y es que en México es sumamente difícil que se actúe en contra de un legislador, sin importar las denuncias que tenga, pues no les gusta el enfado que representa el desafuero y las consecuencias negativas que deja, tanto en el sentimiento de sus pares como en el ánimo del elector.
Es cierto se han dado casos de desafuero en el México moderno, dos de ellos de escándalo, por los personajes que fueron desaforados y otros menores de mayores consecuencias por lo que implicaba.
Los legisladores priistas que constituían la LII legislatura procedieron en contra de un miembro de su bancada en el Senado de la República, Jorge Díaz Serrano, en lo que se catalogó como venganza política del gobierno de Miguel de la Madrid.
Director de PEMEX en los tiempos de uno de los gobiernos de mayor corrupción (equiparable al de Enrique Peña Nieto) Díaz Serrano fue uno de los “sacrificados” por su cercanía con el presidente López Portillo. Se le desaforó, procesó y encarceló.
Otro más, el del hoy presidente López Obrador. Se actuó en consecuencia a su desafuero, ante el desacato de devolución de un predio expropiado. Con ello se intentaba frenar la inminente candidatura de AMLO a la Presidencia de la República.
Cipriano Charréz Pedraza, diputado federal por Hidalgo fue desaforado, para enfrentar cargos por estar involucrado en un accidente de tránsito en el que perdió la vida un joven de 21 años al incendiarse el vehículo con