Política de hoy| Tabasco ¡quietos!
La sucesión de Tabasco se va a resolver como antes. A la antigüita.
Por: Samuel Cantón Zetina
La sucesión de Tabasco se va a resolver como antes. A la antigüita.
En la era del PRI, del partido hegemónico que luego se transformó en democracia simulada y dictadura perfecta a la vez, se acostumbraba esperar a que primero se designara al candidato presidencial, con el consabido pronunciamiento de los tres sectores del partido y todo el circote tricolor, para inmediatamente dar banderazo de salida a las «corcholatas» de los estados.
Nadie se podía mover, de allí la frase del líder obrero Fidel Velázquez, de que el que se movía en la foto «no salía…»
La razón por la que había que aguardar (pasiflorine, recomendada Reyes Heroles viejo) era muy sencilla: el elegido en Tabasco -viene detrás de la Grande- tenía que recibir «la bendición» del futuro rey de las comarcas aztecas.
Otra cosa -un gobernador electo sin ser consagrado- era muy arriesgada, sino suicida.
El motivo ahora no será el mismo, pero claramente el relevo en el virreynato del extinto edén se va a dar con aquellos tiempos.
De acuerdo con las reglas no escritas de la política, un Presidente fuerte (como el paisano) lleva mano, y solamente pasadas sus prioridades procederá lo secundario.
Para Andrés Manuel López Obrador, la sucesión más importante es la de él mismo.
Así fue para Carlos Salinas de Gortari, hasta que Mario Aburto apretó el gatillo y acabó con su heredero.
Por supuesto, en Villahermosa y sus alrededores no se moverá una hoja hasta que AMLO sepa a quien le entregará la banda.
Únicamente entonces, dependiendo de quien quede, se verá claro en la tierra del pozol y el pejelagarto.
Antes se estilaba -como derecho- que el ganador «opinaba» acerca del futuro virrey de Tabasco.
Cuando en noviembre de 1993 quedó Colosio, le dijo a Roberto Madrazo: «¿Qué esperamos?» (para destaparlo como candidato/gobernador de la chocada).
Faltaban ¡once meses! para la elección, ya que aún era en octubre.
Con Zedillo, sin embargo, por poco se le cae al Maratonista.