YO CAMPESINO/Asesinatos 181 mil| Con una impunidad del 96 por ciento, el ganso intenta ignorar violencia
Si como dice el INEGI, las y los mexicanos somos felices, a pesar del ganso, no implica que no nos sintamos inseguros por la violencia criminal que difícilmente no ha tocado a todos y cada uno de quienes vivimos en este país.
Por: Miguel A. Rocha
Si como dice el INEGI, las y los mexicanos somos felices, a pesar del ganso, no implica que no nos sintamos inseguros por la violencia criminal que difícilmente no ha tocado a todos y cada uno de quienes vivimos en este país. Otros, cerca de un millón 500 mil se fueron a otro país en calidad de indocumentados en busca de paz.
Tampoco sería un indicativo de que estemos a salvo de la agresión criminal que dejó sin vida de manera violenta a más de 181 mil mexicanos/mexicanas y desapareció a 48 mil. Esas bandas criminales también son responsables de una extorsión que se generalizó a lo largo y ancho de México, de más de 85 mil asaltos en carreteras con un saldo de 275 muertos y más de 350 mil millones de pesos en pérdidas.
Aunque claro, lo más que se ha perdido en este país no son los efectos materiales y las vidas de miles, sino la confianza de poder ir al trabajo con la seguridad, de que volverás sano y salvo a casa. Lo mismos sucede con quienes viajan y muchas veces deben evaluar cuál es el medio menos riesgoso para trasladarse de un lugar a otro.
Hay quienes preferimos ya no ir a fiestas o viajar de noche, acudir a tal o cual colonia o de plano salir de casa luego de un asalto o amenaza de extorsión. A todo eso se suma la violencia electoral, esa que ya asesinó en menos de dos meses a 16 personas que aspiraban ser candidatos a un cargo de los 19 mil que estarán en juego en la próxima justa electoral.
Elecciones en las cuales estará sin duda el brazo armado del narcotráfico, de sus matones que para el ganso de Macuspana son personas que merecen el respeto a sus derechos humanos, aunque ellos asesinen, secuestren, torturen, extorsionen, envenenen a nuestros jóvenes o los conviertan en delincuentes desalmados y drogados.
Criminales que se apoderan de ranchos, empresas, comercialización, gobiernos estatales y municipales, así como de cientos de curules en congresos locales y según afirman, en el federal ya sea de manera directa o a través de grupos políticos que se deben sujetar a pactos de no agresión o a la oferta de plata o plomo.
Es en ese marco donde las titulares del INE y del Tribunal Electoral advierten al gobierno y a la ciudadanía, del riesgo de caer en un narcoEstado en el mejor de los casos y si aún no lo tenemos, que el próximo titular del Ejecutivo llegue cooptado por el crimen organizado o al menos acotado como parece ser el actual. Pero eso “no lo ve” el caudillo quien lejos de hacerse responsable hace trampa con los números, niega los oficiales de su propio gobierno y sale con que estamos en paz y somos muy felices.
Llega a la extrema de afirmar que el propio Alto Comisionado para los Derechos Humanos de la ONU, Volker Türk, “es muy tendencioso” y como a todos quienes lo critican, lo acusa de estar en su contra por atreverse a hacer un llamado para garantizar la seguridad y protección de todos los candidatos que participarán el próximo dos de junio, dado el panorama violento que actualmente se vive en México donde en menos de 72 horas, fueron asesinados tres aspirantes.
Pero para el profeta cuatrotero no hay medida y desaprueba la convocatoria del clero católico por convocar a la firma de un pacto Nacional por la Paz a los tres candidatos a la Presidencia, luego de que hace unos días aprobaba y aplaudía la intervención de obispos como mediadores con criminales para pacificar áreas de Guerrero y Michoacán.
La pregunta es si la corcholata presidencial acudirá a firmar ese pacto de cuatro páginas luego de los comentarios de su patrón y ayatola, pues de hacerlo reconocería que esa violencia a que se refieren las instituciones electorales, la ONU y el mismo clero, pero niega el tlatoani, es real y está matando adecenas de miles de mexicanos, incluyendo políticos y podría llevarnos a tener narcogobiernos, incluyendo el federal.
Prefiere el machuchón de Palacio ordenar a sus esbirros truquear cifras, disminuir números, desaparecer desaparecidos o no contabilizar los días más violentos, esos que registran masacres como los 17 de Guerrero.
NO importa si existen averiguaciones previas o carpetas de investigación. Se llegó a lo inaudito de ordenar a las agencias del ministerio público, hoy fiscalías, maquillar los reportes de asesinatos y desaparecidos, por eso ya hay un desfase de más de dos mil 500 asesinatos entre la contabilidad de la Secretaría de Seguridad de la inepta y sumisa Rosa Isela, y los datos del Sistema Nacional de Seguridad. Al rato nos van a decir que los muertos y desaparecidos son un mito genial de la oposición para dañar al profeta de la 4T, dañar a ese cártel llamado 4T.