Por: Miguel A. Rocha Valencia
Quienes hoy están en el poder no nos van a decir la verdad, no dirán cuáles son las metas reales que buscan ni mucho menos a dónde quieren llevar al país. Lo único cierto es el México de hoy no es el mismo donde crecí y me desarrollé, hoy existe hay miedo, desesperanza y confrontación respecto al día con día y hacia el futuro.
Pareciera que tras las reiteradas mentiras institucionales se esconde el fondo de un plan siniestro donde, desde luego, no hay interés por mejorar realmente los niveles de vida de los mexicanos sino extrapolarlos, confrontarlos para que, en el caldo de cultivo del caos, se sustente y justifique un poder omnímodo, pero con fundamentos de una constitución distinta a la actual con maquillaje izquierdoso donde se resguarden privilegios para los machuchones.
La idea, parece ser, alejarnos del capitalismo tradicional considerado neoliberal y arrastrarnos a una especie de socialismo de Estado donde como siempre una élite tenga todos los privilegios incluyendo el de la corrupción y la correspondiente impunidad.
Tan es así que el Peje mostró en más una ocasión su vocación autoritaria mandando al diablo a las instituciones y a la ley positiva, pero reculó y tomó el camino de las reformas para ajustar la Constitución al proyecto que él encarna.
Por eso no le importan, ni a su corcholata tampoco, los llamados a una cordura “normal” que en su mente y la de su pupila no conciben; no les importa si perdemos oportunidades del nearshoring, el escape de inversiones, las protestas de las víctimas del crimen organizado ni las denuncias de corrupción en el seno de la 4T.
Menos les importan las cínicas y absurdas mentiras de todos los días, el incumplimiento de promesas, los excesos de sus lacayos y menos aún las críticas a su comportamiento soberbio.
Pausar relaciones con países “amigos”, no es de trascendencia porque no entran en los planes, por el contrario, se buscan nuevas alianzas con quienes tienen regímenes similares, China, Rusia, Venezuela, Nicaragua o Cuba, distinguidos todos ellos por ajustar sus leyes a sus proyectos dictatoriales, de permanencia en el poder a cualquier costo, eso sí, en base a “leyes” que los justifiquen.
De ahí las respuestas del ganso a los llamados de Estados Unidos y Canadá o de España, pretende en el fondo con sus burlas, detonar una crisis sin medir consecuencias para el país. Por eso de nada sirven las “sesudas” reflexiones de los críticos o los amagos de gobiernos, calificadoras y órganos empresariales y menos cuando en México, los traidores a sus propias convicciones se lanzan a la “cargada” del nuevo ganador, de aquél que es capaz de perdonar sus trapacerías a cambio de fidelidad, obediencia y sometimiento hasta la ignominia.
Así de nada sirve que la economía se “pause” y retroceda o que el propio Banco de México encabezada por una morenista, disminuya sus expectativas de crecimiento y recorte sus previsiones incluso para el próximo año. Esa es parte del Plan C que incluía el sometimiento de una vez por todas de un congreso compuesto de lacayos y tránsfugas que venden su talento al mejor postor, la colonización de los órganos electorales y sometimiento del Poder Judicial, último reducto de la República y del pacto social surgido de la Revolución mexicana.
Que el peso se devalúa, no importa como tampoco la pesada deuda contraída a lo largo de seis años y que se volvió otra promesa incumplida. “Nada más” fueron 100 mil millones de pesos mensuales, billón 200 mil millones por año si con ello logró sus caprichos de obras inservibles, costosas, plagadas de corrupción y subsidios, en cuya viabilidad económica pocos creemos.
Nuestra moneda ya es una de las más abaratadas del orbe en solo un mes. Existe entre los mexicanos de a pie la incertidumbre de cómo acabará el peso en las próximas semanas y cuál será el peso de las reformas en la economía, pero propios y ajenos coinciden en que nada bueno va a llegar, algunos esperamos lo peor y dado el perfil de quien llegará al menos de manera física a la Presidencia, no creemos estar equivocados.
Ya lo dijo el caudillo: lo mejor es lo peor que se va a poner, le vale madre igual que a la ¿Sucesora?