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Rueda de Molino| Lamento macuspano, patético y despreciable

Como si fuera un puberto al que pillaron cometiendo una felonía quienes han sido sus cómplices históricos

Por: Jorge Hidalgo Lugo

Como si quisiera extender su súplica-petición para ser exculpado por sus socios criminales con los constantes “no tuvimos nada qué ver”, hoy López Obrador luce arrinconado, sin argumentos o soportes que le alcancen para el control de daños que registra su “investidura” presidencial ante la creciente posibilidad que queden al descubierto los nexos que por diferentes fuentes acreditadas, dicen tiene con el narco.

Resulta lamentable, patético y vergonzoso ver ahora al escurridizo tabasqueño implorar al gobierno de los Estado Unidos le “informen” qué aconteció para que se lograra lo que parecía imposible, cayera en manos de la ley Ismael “Mayo” Zambada, objetivo criminal eternamente buscado por las autoridades del vecino país y llevar a tribunales, ejercer justicia ante la serie de delitos que le atribuyen en perjuicio del pueblo norteamericano.

Como si fuera un puberto al que pillaron cometiendo una felonía quienes han sido sus cómplices históricos, López Obrador utiliza las marraneras para dejar claro que ni lo tomaron en cuenta y mucho menos giró orden alguna que llevara por igual a l traslado y posterior entrega-detención, del Chapito Guzmán.

Reprobable actitud de quien a inicios de su mandato aquella mañana del 14 enero de 2019, rodeado de los miembros de su gabinete legal, presumiera con venenosa mordacidad, que en el país no hay negocio sucio, corruptela, latrocinio, enriquecimiento ilícito o trastupije al amparo del poder que no sea del conocimiento del “Presidente de México”.

Entendible zozobra al pretender lavarse las manos y mandar el mensaje a los destinatarios que todos se imaginan, que ha convertido una obsesiva y patológica cobardía, pero sin sustento porque las versiones que corren a través de medios estadunidenses y contactos con algunos nacionales, suenan poco menos que fantasioso aceptar de entrada que en México se puede despegar una aeronave, surcar el cielo y no reportar a ninguna autoridad bitácora de vuelo, ruta, destino, identificación del piloto, acompañantes y, sobre todo, pedir permiso para ocupar ese trayecto que le confieren desde alguna torre de control, para evitar colisionar con otro artefacto que pudiera encontrarse en su ruta de desplazamiento.

Esto es, que sin ser expertos en navegación aérea se debe cumplir con todo un protocolo del que no puede estar ignorante quien autoriza algún vuelo en cualquier parte del mundo y en el caso de México, son elementos del ejército y alta jerarquía castrense los responsables de controlar aeropuertos, así como puertos y aduanas fronterizas, sólo para recordarle ese detalle a quien hoy quisiera que todos lloráramos al son de su “lamento macuspano”.

Porque ni los más frágiles mentales de sus abyectos y serviles le pueden creer que este “compló” pasó de noche para las autoridades mexicanas y mucho menos si agregamos a esta fuga-entrega-detención de criminales, el hecho que se haya dado a conocer de manera reciente la adquisición de dispositivos para extraer información de dispositivos electrónicos en este gobierno fallido de López Obrador y al que se destinaron más de 436 millones 204 mil pesos para vigilar o extraer información de celulares y computadoras.

El espionaje que tanto negó y que ha tenido como objetivos visibles a empresarios, académicos, políticos, líderes opositores, periodistas, madres buscadoras, activistas, cualquiera que sea su rango o dimensión, de todo aquel que para el obradorato constituyera un objetivo a vigilar para estar alerta y enterados de las tenebrosas intenciones que tuvieran para derrocar esta tiranía populista, según su desquiciada mente.

Vigilancia para todos, menos a los barones de la droga, los narcoaliados y sus cabezas visibles, porque ni con esos sofisticados equipos para espiar, los genios de la Defensa Nacional que manipulan y ejecutan la ilícita actividad, pudieron detectar lo que se fraguaba en tierras sonorenses, de donde presuntamente partió la aeronave con los dos capos como pasajeros especiales con destino a la Unión Americana.

Suplicante, con el rostro desencajado y muy lejano a la arrogante prepotencia con que siempre encaró en las marraneras de Palacio los momentos difíciles de su mandato, hoy la única argumentación que tiene es que sus interlocutores, los que poseen la información que acabaría con esa imagen de benefactor y hombre probo, no tengan ninguna duda alguna que ni él ni su gobierno, participaron en lo acontecido.

Y no sólo es la deleznable salida de emergencia que busca encontrar el destructor de México y sus instituciones, para que quienes queden a la cabeza de los grupos criminales hoy sacudidos, pero siempre aliados y protegidos por su mandato, tomen represalias y dejen de prestar sus valiosas ayudas al narco gobierno hoy en continuidad.

También está la pretensión de victimizarse ante los ojos de los hostiles republicanos que habrían emprendido la persecución mediática en contra del artífice de los abrazos no balazos, amenazantes de incursionar en territorio mexicano para perseguir y detener a las cabezas de los cárteles en calidad de terroristas, toda vez que arguyen, gozan de la protección y abierta complicidad de un gobierno fallido como el que tenemos.

No por nada Donald Trump, afirmó que México está “petrificado” ante la presencia de los cárteles de la droga y que éstos “pueden quitar al presidente del país en cuestión de dos minutos” si así lo quisieran.

“El problema de México es que está petrificado ante los cárteles, porque podrían tirar a un presidente en dos minutos, debido a que los cárteles manejan a México”, espetó el magnate.

Acompañado por al aspirante a la vicepresidencia, J. D. Vance, en una entrevista concedida a Fox News, el candidato republicano criticó con la agresividad que le caracteriza la forma en que México lidia con el crimen organizado para dejar en claro que si los Estado Unidos no intervienen, el vecino país “está próximo a ser un narcoestado”.

“Ya no van a ser un país de verdad, se convertirán en un narcoestado a menos que tomemos control sobre esto”, lanceteó e incluso Donald Trump aceptó que sin duda mantiene viva la decisión de lanzar misiles a territorio mexicano en contra de grupos criminales.

Y por el lado de los demócratas, ya con Kamila Harris en el relevo de Joe Biden, tratará de capitalizar estas detenciones-entregas voluntarias-regalos de campaña en busca de remontar diferencias y para no ser rebasada en este tema, nada difícil será que comiencen a filtrarse datos o informaciones comprometedoras para mandar señales a sus electores que ella no tendrá mano suave para evitar que desde el patio trasero se siga inundando de fentanilo al territorio estadunidense.

Y por supuesto que en ambas eventualidades la suerte del tabasqueño es poco menos que incierta y serán pocos, escasos en su momento, que quieran defenderlo ante el embate que puede venirse en su contra, porque la mayoría de implicados querrán poner pies en polvorosa y que en todo caso, pague el que dio la orden ya que ellos solamente se dedicaron a obedecer a la hora de entregar a México al crimen organizado.

Lo que es un hecho es que hoy el presagio obradorista al abrir aquella marranera del 22 de junio pasado, con el sarcasmo que lo hizo lanzar la arenga: “Ánimo que lo mejor es lo peor que se va a poner”, hoy le estalla en pleno rostro y muy pocos analistas -aun de su corral y beneficiados del bienestar corrupto- arriesgarían a apostar a su favor.

Por algo será…

Vale…

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