De frente y de perfil| Ramón Aguirre, un hombre feliz
Desde siempre en los políticos se ha dado la recurrencia a la publicación de sus memorias, tratando de justificar con ellas sus tropiezos o errores del pasado.
Por: Ramón Zurita Sahagún
Desde siempre en los políticos se ha dado la recurrencia a la publicación de sus memorias, tratando de justificar con ellas sus tropiezos o errores del pasado.
Lo hacen desde los presidentes de la República, gobernadores, senadores o miembros del gabinete, que se encuentran ya en el ocaso de sus carreras o alejados del actividad política, algunos de ellos buscando lavar sus pecados o exculpándose de todo.
Poco son los que no caen en esa dinámica y prefieren contar sus experiencias y lo feliz que han sido en el desempeño de sus labores.
Uno de estos últimos es Ramón Aguirre Velázquez, quien fungió como secretario de Programación y Presupuesto, regente del Distrito Federal y fue electo como gobernador de Guanajuato, cargo que dejó obligado desde las altas esferas del poder, para satisfacer a dos personajes que compitieron con él y que no le pudieron ganar en las urnas.
Vicente Fox Quesada y Porfirio Muñoz Ledo decidieron entrar a la contienda por el gobierno de Guanajuato. El segundo de ellos con una extraña figura jurídica, en la que adujo “derecho de sangre”. La elección fue polémica y los perdedores consideraron que se había producido un fraude electoral por parte del partido que postuló a Ramón Aguirre, por lo que pedían la nulidad de los comicios.
Aguirre había ganado oficialmente por más de 200 mil votos (53 por ciento de los sufragios) y sus adversarios no pudieron demostrar nada, aunque el presidente Salinas de Gortari recurrió a la fuerza que le daba su cargo y decidió que Ramón Aguirre no asumiera la gubernatura, negociando con los panistas para que ellos designaran a un hombre del partido, que resultó ser Carlos Medina Plascencia.
Desde ese momento Ramón Aguirre se alejó de la actividad política, bajó su perfil que lo había llevado a ser uno de los seis aspirantes priistas en aquella sucesión de 1988.
Aguirre Velázquez pudo hacer lo mismo que la mayoría de los políticos mexicanos expiar sus culpas, señalando lo ocurrido aquellos aciagos días de 1991 y no lo hizo.
El guanajuatense consideró que su ciclo se había terminado y dedicó el resto de su tiempo a ser un hombre feliz, como narra en su libro.
Aguirre Velázquez enfrentó sinsabores durante su prolífica carrera política, como fue el terremoto que asoló a la capital del país en sus tiempos de gobernante y que dejó en claro la incapacidad del Gobierno Federal para enfrentar esos desafíos.
Incluso la reconstrucción no le fue encomendada, pese a que gobernaba el Distrito Federal, ciudad que más daños sufrió, que fue entregada a la nueva figura política que surgía la de Manuel Camacho Solís.
Esa y la de Guanajuato fueron dos derrotas políticas para él que fue un personaje muy cercano al entonces presidente Miguel de la Madrid y que era visto con recelo por el siguiente presidente, Carlos Salinas de Gortari.
Y es que Aguirre no reunía los blasones de los tecnócratas que se apoderaron del poder, ya que su título de Contador Público no lo ponía al nivel de los egresados de maestrías y doctorados en el extranjero.
Con todo y ello, Ramón Aguirre siguió siendo un hombre feliz, amable, amante de las charlas, la bohemia y regresó a su tierra natal, Guanajuato, para sentarse en Celaya, una población cercana a su Torresmochas (San Felipe) de nacencia.
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Asegura la doctora Claudia Sheinbaum Pardo que son falsedades las que se difunden sobre las visitas a domicilios, aseguró que son servidores de la nación los que levantan los cuestionarios para velar por la salud de los adultos mayores. Sin embargo, en Lomas Country, dos personas de una treintena de años intentaron entrar a un edificio y no los dejaron ingresar, lo que motivó el enojo de los encuestadores que amenazaron al elemento de seguridad que llegarían con la fuerza pública y que lo denunciaran por un delito federal. Como síntesis la persona más agresiva tenía, por cierto, un acento extranjero caribeño… La gobernadora de Morelos, Margarita González, manifestó su rechazo a que su esposo, Carmelo Enríquez (conocido luchador social), contienda por la dirigencia estatal de MORENA y ejemplifica que en el pasado Rodrigo Gayosso, hijastro de Graco Ramírez, comandó al PRD en el estado y Ulises Lara, hermano de Cuauhtémoc Blanco, lo hizo con MORENA.
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