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AMLO y Sheinbaum en el Sur: ¿Soluciones Reales o Promesas Vacías?

Cierto es que la lógica económica permea el sentido común. Tan intrincada está que ni siquiera la percibimos.

Por: José Ojeda Bustamante/México Social

Poco menos de dos meses separan al presidente AMLO del final de su sexenio. Comienza agosto y, en lugar de tomar un descanso el primer fin de semana del mes, el Presidente decidió lanzarse al sur del país e inaugurar obras, acompañado de la presidenta electa, la Dra. Claudia Sheinbaum Pardo.

Su gira por el sur del país no fue menor. Aunque en el ambiente regional o local se menciona que no necesariamente es como el presidente indica, y que aún faltan detalles por afinar, no deja de llamar la atención el gran interés que la gente demuestra en cada visita del Presidente y la presidenta electa.

Poniendo las cosas en contexto, no olvidemos que México es el cuarto país más desigual del mundo, y el primero si se excluyen las naciones con menos de 35 millones de habitantes. Es un país donde el 85% de las personas que ganan el salario mínimo no pueden alimentar a su familia, donde el gasto público es menor que en la mayoría de los países del mundo y donde se cobran menos impuestos que en Ruanda.

Del 2 al 4 de agosto, el presidente Andrés Manuel López Obrador visitó los estados de Chiapas, Tabasco y Veracruz. En Chiapas, inauguró el puente La Concordia, una estructura de 703 metros que conecta La Angostura y mejora la movilidad en la región, reduciendo el tiempo de viaje entre comunidades de Tuxtla Gutiérrez y la zona fronteriza con Guatemala. Especial interés suscitó la visita, dada la ola de inseguridad en Chiapas y su frontera centroamericana, que ha provocado incluso la migración de mexicanos a Guatemala. El próximo gobierno, si desea impulsar el corredor centroamericano en escala comercial, deberá enfrentar este desafío.

En Tabasco, en la refinería Dos Bocas, también conocida como refinería Olmeca, se dio inicio formal a la producción, con una capacidad esperada de 305 mil barriles diarios a partir del 21 de agosto. Esta refinería es una de las obras emblemáticas de su administración. Sin embargo, aunque ya lleva casi dos años inaugurada, las críticas se centran en que su producción está al 50% de lo prometido. Es una obra titánica y visionaria, pero con varias aristas y cuestionamientos sobre su operación. El tiempo dirá, ese tiempo donde se sigue volviendo imprescindible las energías fósiles, ante lo aún precario de las energías limpias, sin menospreciarlas desde luego.

En Veracruz, el presidente inauguró la modernización del camino Minatitlán-Hidalgotitlán, una carretera de 31.1 kilómetros que incluye mejoras significativas para contrarrestar inundaciones y estimular las actividades turísticas y comerciales. Además, inauguró la carretera Acayucan-La Ventosa, parte del proyecto del Corredor Interoceánico del Istmo de Tehuantepec, que busca mejorar la conectividad y el desarrollo económico en la región. Estas obras son parte de los esfuerzos del gobierno para impulsar la infraestructura y el desarrollo regional, en una zona tan olvidada -históricamente- de nuestro México profundo.

Es indiscutible la inversión que AMLO ha hecho en el sur de México. Lo dijo en los tres estados que visitó y tiene razón: hay inversiones que, desde una perspectiva eminentemente económica, no tendrían razón de ser, pero desde la perspectiva del Estado, se centran en la generación de infraestructura para el bien público.

Difícil de entender en algunos casos, sí, pero la lógica económica debe considerarse. La democracia que postula y en la que cree AMLO tiene un enfoque más social y está centrada en la base. Los más pobres del país no están en el norte o en el centro, sino en el sur.

Cierto es que la lógica económica permea el sentido común. Tan intrincada está que ni siquiera la percibimos. Y paradójicamente, ahí radica la inmensa popularidad de AMLO entre los más desfavorecidos, esa es su verdadera base social, que mantiene viva la esperanza de su proyecto de nación.

La vida, sin embargo, sigue su curso. AMLO ha dicho que se jubila. Algunos coetáneos suyos ya se le han adelantado, como su compañero de mil batallas, José Agustín Ortiz Pinchetti, de quien AMLO escribió: “Lamento el fallecimiento de un auténtico demócrata. Caminamos mucho tiempo juntos y seremos amigos y compañeros hasta siempre”.

Justo Ortiz Pinchetti, antes de que abundaran los libros de AMLO como mosquitos posteriores a la lluvia, escribió en su libro “AMLO: Con los pies en la tierra” algo que al final de su mandato bien podría volverse a escribir: “Como dijo Gandhi: Un espíritu decidido, unido a otros por una fe insaciable en su ideal, puede alterar el curso de la historia. Hay un brillo en la propuesta de Andrés Manuel: es una característica ética fuerte unida a una gran vocación por la política y a una habilidad innata para practicarla. Estas características se asocian a circunstancias lo suficientemente duras como para obtener del personaje la máxima energía y lo suficientemente dúctiles como para que el líder no sea aplastado por el aparato de poder al que desafió. Estas fueron las circunstancias que moldearon la carrera de AMLO”.

Es cuanto hasta ahora desde las antípodas, donde también valoramos la trayectoria de ese hombre de nuestro tiempo que fue José Agustín Ortiz Pinchetti.

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