Amparo contra el lavado de cerebro
La Unión Nacional de Padres de Familia (UNPF) lo logró: la suspensión definitiva dictada por el Poder Judicial que obliga a las autoridades educativas a cesar de inmediato la impresión y la distribución de los nuevos libros de texto gratuito de primaria
Por: Rosalinda Cabrera Cruz
La Unión Nacional de Padres de Familia (UNPF) lo logró: la suspensión definitiva dictada por el Poder Judicial que obliga a las autoridades educativas a cesar de inmediato la impresión y la distribución de los nuevos libros de texto gratuito de primaria (los que deberían ser entregados en agosto venidero), so pena de incurrir en el delito de desacato, aunque cabe aclarar que los libros con calidad deben estar a tiempo en las escuelas con las modificaciones necesarias.
Fue la juez Yadira Elizabeth Medina Alcántara, titular del Juzgado Tercero de Distrito en materia Administrativa, quien dio un amparo definitivo donde pide a las autoridades que antes de continuar con la impresión de libros, cumplan con las normas y planes de estudio previstos.
“Y deben estar ajustados, conforme a la Constitución y a la Ley, a los programas y planes de estudio que hayan cumplido con las garantías reforzadas de intervención de gobiernos estatales y de la ciudadanía”, informó la UNPF.
De acuerdo con la organización de paterfamilias, estas garantías se violaron en el actual proceso de elaboración de los libros, pues se han hecho al margen de la participación de la sociedad y sin cumplir el requisito previo de contar con el programa al que los libros deben ceñirse.
Aclararon: “Nosotros estamos a favor de que haya libros, no hay de nuestra parte el menor propósito de evitar que se entreguen a tiempo, sino al contrario, pero que no tengan la mínima motivación ideológica”, porque es decisión de los padres de familia de mantenerse al margen de las distracciones o descalificaciones por motivos ideológicos.
Reiteraron en esta semana, al darse a conocer la resolución de amparo, que están a favor de una educación de calidad para los niños, con apego a la Constitución y a las leyes, así como su determinación de mantenerse en un ánimo de tolerancia en la diversidad y de un diálogo constructivo en la pluralidad, propios de una sociedad democrática.
El lavado de cerebro a través de un libro
Es lógico pensar que todo niño recibe influencias culturales dependiendo del lugar donde crece, por lo que también es lógico intuir que su pensamiento será intervenido desde que nace a través de su círculo familiar o social. Inicialmente estarán presentes en su formación sus padres, pero luego entrarán tutores, profesores y otros adultos que conforman el círculo en el que se desarrollará.
Pero es preocupante no ver, o no querer ver, que iniciarlos activamente en la vida política a una edad donde aún no consiguen la madurez para adoptar posiciones con un grado aceptable de libertad personal, no es otra cosa que querer usarlos y adoctrinarlos para los fines de los adultos que propugnan esa politización.
Bajo los lineamientos de la Cuarta Transformación (4T) y ante una evidente falta de liderazgo por parte de la secretaría de Educación Pública (SEP), una facción radical (que durante años ha pugnado por ello), tomó la decisión de caer por asalto en la elaboración de los libros de texto gratuito que cada año llegan a pupitres y hogares de 20 millones de niños en todas las escuelas primarias, públicas y privadas del país.
Los contenidos propuestos fueron cuestionables, tal como lo dejaron ver diversas organizaciones y grupos de académicos, que pusieron de manifiesto que desde lo oscurito la 4T continuaba con el plan de imponer a los niños de primaria un proyecto de adoctrinamiento a su medida, algo que se ha venido fraguando desde inicios del actual gobierno por un equipo radicado en dos ámbitos: el Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México (INEHRM) y la Coordinación de la Memoria Histórica y Cultural de México.
La manipulación de los contenidos de los libros de texto ha estado encabezada por un polémico funcionario menor, Marx Arriaga Navarro, actual director general de Materiales Educativos en la secretaría de Educación Pública (SEP), quien para apoyar a su proyecto llamó al venezolano Sady Arturo Loaiza Escalona, quien fuera director de la Biblioteca Nacional de Venezuela del 24 de noviembre de 2014 al 1 de septiembre de 2018.
Este funcionario también fungió como director general de proyectos especiales del Ministerio del Poder Popular para las Comunas y los Movimientos Sociales del gobierno de Venezuela, donde se realiza la difusión de los ideales chavistas y la propaganda de la dictadura que encabeza Nicolás Maduro.
Dicho nombramiento se hizo oficial el 9 de diciembre de 2013 en la Gaceta Oficial de la República Bolivariana de Venezuela; no obstante, Loaiza Escalona ocultó dicho cargo en un documento que fue entregado a la secretaría de la Función Pública en México.
El venezolano, desde enero de este año, se desempeña como director de Desarrollo e Innovación de Materiales Educativos que, según lo expuesto en el organigrama de la SEP, está solo por debajo de la dirección general de Materiales Educativos, la cual encabeza Marx Arriaga Navarro. El propósito de la incorporación fue reformar 18 libros de primaria.
Conforme a lo que ha trascendido a través de quienes se han arriesgado a protestar contra este proyecto, es que los nuevos libros, que se ha pretendido usar desde el ciclo escolar 2021-2022, fueron elaborados en oficinas del INEHRM, y que en principio se hicieron ajustes puntuales a los textos de historia para cuarto, quinto y sexto grados de primaria, quedando los trabajos en pausa por un tiempo, a la espera de las condiciones propicias para lanzar los radicales cambios, cuando a la cabeza de la SEP estuviera alguien propicio a esto, lo que ya ocurrió, pero que fue nuevamente frenado por el amparo de la juez Medina Alcántara.
Los elaboraron políticos, no académicos
Cuando inicio el rediseño de los libros, en 2020, de nada valió que en las propias áreas de la SEP existieran comités especializados, encargados de validar los planes de estudio y sus herramientas, cuya labor es precisamente evitar el riesgo de que sean introducidos a los textos que los niños tendrán en sus manos criterios ideológicos.
No se puede menos que pensar que uno de los factores más inquietantes de los radicales cambios en los contenidos de los libros de texto es el uso de la figura de la señora Beatriz Gutiérrez, esposa del presidente, dado que el antes mencionado Arriaga Navarro fue sinodal en su examen de doctorado. Y ella misma es miembro honorario de la citada coordinación de la Memoria Cultural e Histórica de México.
Otras manos negras aquí presentes fueron las de la exsecretaria de Educación Delfina Gómez (flamante candidata de Morena a ocupar la gubernatura del estado de México), y la entonces subsecretaria de Educación Básica, Martha Hernández Moreno, quien fungiera como funcionaria menor en la Universidad Metropolitana de Monterrey, propiedad de Alfonso Romo, consejero presidencial y a quien ella debe el cargo, e incluso ostenta estudios de posgrado en una fantasmal institución educativa (en los registros correspondientes no aparece su cédula profesional).
La nueva etapa del libro de texto, desde su instauración en 1959, se enfrentó a una situación sumamente delicada; de frente a la pandemia (en 2020) y con los niños trabajando desde casa, no se contaba con un instrumento necesario e imprescindible sujeto a valoraciones técnicas-científicas rigurosas de verdaderos especialistas, y en ese momento, lo que trascendió fue que los contenidos propuestos buscaban la glorificación del sistema que hoy se impone y de cargar hacia la izquierda muchos de sus contenidos.
En concreto, la iniciativa era la de rediseñar 18 libros de texto gratuito de diferentes grados de educación primaria, textos que iban desde tercer al sexto año en diversas disciplinas, entre los que destacan el español, las ciencias naturales, geografía e historia.
De acuerdo con la convocatoria emitida para el rediseño, en 2019, se llamó a profesionales en educación, incluso docentes jubilados, para integrar doce grupos de trabajo. Cerca de dos mil 300 personas fueron voluntarios en dicho rediseño tan sólo con una capacitación de tres días a través de videos informativos.
El proceso incluía que, a través de seis etapas, el rediseño sería concluido en un tiempo récord de dos meses para echarlos adelante y ser estrenados en el siguiente ciclo escolar 2021-2022, lo que no ocurrió.
Y aquí brincó la primera objeción: el diseño de un libro de texto no es una cosa que se dé con tanta ligereza y presurosa presunción. La historia de estos materiales es un logro del derecho a la educación que robusteció los derechos de la niñez. En 1959, bajo la presidencia de Adolfo López Mateos, la creación de la Comisión Nacional de Libros de Texto Gratuito (Conaliteg) indicó el propósito de este organismo para crear materiales didácticos y libros cuya edición “tiendan a desarrollar armónicamente las facultades de los educandos, a prepararlos para la vida práctica, fomentar en ellos la conciencia de la solidaridad humana, a orientarlos hacia las virtudes cívicas y, muy principalmente, a inculcarles el amor a la patria, alimentado con el conocimiento cabal de los grandes hechos históricos que han dado fundamento a la evolución democrática de nuestro país”.
Ni duda cabe que han sido muchas las generaciones que han sostenido su educación gracias a estos textos, y no es menos cierto que estos materiales fueron blanco del capricho político e ideológico del gobernante en turno, haciendo de la educación una de las principales vetas de adoctrinamiento con marcados sesgos que, por un lado, pretenderían poner la historia de México a favor de los detentadores del poder, inoculando en la mente de los niños la verdad de forma parcial convirtiendo a los textos en instrumentos sexenales, no en herramientas educativas.
Las señales estaban dadas y la experiencia del pasado lo dejó de manifiesto. Los libros de texto han estado y siempre estarán de rodillas, como ahora, que se encuentran a merced de la pretendida Cuarta Transformación.
Las voces a favor y en contra se levantaron
No fueron pocos los que protestaron, como la UNPF, que demandó al gobierno federal suspender la reelaboración de los libros de texto gratuitos de primaria, porque se estaban haciendo de forma apresurada y además con el riesgo de que se quisiera imponer a través de ellos la ideología de la 4T.
Obviamente no podía faltar la defensa férrea en una mañanera, cuando el presidente Andrés Manuel López Obrador argumentó los cambios en los textos que plantea su administración, con el pretexto de reforzar temas como la historia, la ética, el civismo y los valores humanistas.
Tras de asegurar que no existen “extremismos” en los contenidos, sostuvo que “nosotros tenemos que regresar a la historia, que es la maestra de la vida, al civismo, a la ética, y si se van a modificar los contenidos, ¿cómo vamos nosotros a estar enseñando con libros del periodo neoliberal?”, dijo.
Reiteró que “hay un equipo muy bueno que está trabajando en eso y no hay nada de extremismos, porque eso no ayuda. Es conocimiento sobre valores, es fortalecimiento de valores culturales y morales”, rechazando que estos cambios se hagan al vapor.
Ante las críticas, López Obrador dijo que al “conservadurismo” nunca le ha parecido esto porque desde los años 40 no les gustó para nada la política de Lázaro Cárdenas y luego con el gobierno de Adolfo López Mateos se oponían abiertamente a la entrega de los libros de texto gratuito propuestos por este mandatario.
En su postura oficial, dijo que “tiene que haber fraternidad y se tiene que insistir que solo siendo buenos podemos ser felices, y el amor al prójimo y preceptos universales, que no solo tienen que ver con doctrinas o corrientes religiosas” (sic).
Por otra parte, en su conferencia de prensa mañanera de esta semana subrayó que más allá de los contenidos nuevos incluidos en los libros que se pretende sean usados en el ciclo escolar 2023-2024, los amparos han sido por una cuestión económica, ya que antes de esto, eran empresas extranjeras quienes se encargaban de la impresión de los mismos, pero ahora que se está haciendo de manera local, quienes se han visto afectados han interpuesto los amparos, acusó.
Finalmente, sostuvo que los nuevos contenidos están pensados para dar una visión más humanista y científica a la educación en México, ya que además de científicos se requieren personas con “buenos sentimientos”, ofreciendo disculpas con sorna a las personas que les incomoda la “transformación del país”.
Nada nuevo bajo el sol
Pero no es de extrañar que ya en el ocaso de su gobierno, el presidente Andrés Manuel López Obrador anuncie que van a cambiar el contenido de los libros de texto gratuito, porque eso lo hace cada presidente para que estén a modo de su mandato.
En tiempos de Lázaro Cárdenas no había textos oficiales, pero sí ediciones que se usaron para exaltar las bondades del socialismo y comunismo; con Ernesto Zedillo se intentó borrar de la historia a los Niños Héroes. Salinas de Gortari, en revancha contra Cuauhtémoc Cárdenas, sacó de la historia y de los billetes a Tata Lázaro y Fox la agarró con Juárez, así que no causa extrañeza que López Obrador exalte figuras ajenas en estos libros de escuela, como al Che Guevara, Fidel Castro, Hugo Chávez o Karl Marx.
Y muy a modo, la diferencia ahora será que sin duda destacará en los libros la figura del Caudillo, o sea, él mismo. La 4T desplazará a la independencia y a la revolución, tal como en su momento lo hizo la globalización de Salinas. El resultado siempre será el mismo: rendir culto a la figura presidencial y a la ocurrencia del sexenio.
Al mismo tiempo, aparecerán en las páginas villanos nuevos. Otrora eran los clásicos, como los Elizondo, que traicionaron a Hidalgo; Guajardo, que traicionó a Zapata; Huerta, el Chacal, que asesinó a Madero, los que es de esperar sean remplazados por los empresarios, los conservadores, los quince, Calderón, las empresas extranjeras, las calificadoras financieras, los partidos de oposición, los gobernadores corruptos, etc., etc., sin faltar naturalmente la Mafia del Poder, pasando por los españoles por conquistar a los aztecas y la Iglesia Católica, por meter creencias arcaicas.
El supuesto cambio de orientación política de los libros de texto gratuito tiene como contención la propia Constitución mexicana, la Ley General de Educación y los planes y programas de estudio, sólo falta que se permita recurrir a estos preceptos.
Los hechos antes descritos están lejos de ser las primeras demostraciones de los intentos de politización de niños y adolescentes por parte de la izquierda ideológica en nuestro país, y son más bien los primeros frutos visibles de una política sostenida de adoctrinamiento cuidadosamente planificada y audazmente ejecutada desde hace ya varios años.