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Elecciones al ritmo de redes sociales

Las redes sociales son cada vez más importantes en las campañas políticas. La búsqueda por ser virales prioriza el espectáculo por encima del contenido real de las propuestas

Por: Rosalinda Cabrera Cruz

Las redes sociales son cada vez más importantes en las campañas políticas. La búsqueda por ser virales prioriza el espectáculo por encima del contenido real de las propuestas, tal como se ha podido ver en tiempos electorales desde la década pasada en México y como se observa en vísperas de las elecciones presidenciales 2024 en México.

No hace mucho tiempo, la discusión política se daba principalmente en las plazas públicas, entre familias, amigos y compañeros de trabajo. En televisión y radio los candidatos pasaban horas explicando y debatiendo sus propuestas de plan de gobierno; al día siguiente los periódicos y otros medios de comunicación se llenaban con editoriales, columnas de opinión y artículos de análisis; éstos eran el puente entre candidatos y ciudadanos. Pero eso cambió.

La masificación de las redes sociales ha significado cambios sociales y culturales en la forma como se diseñan las campañas políticas y ha trasladado una importante fuerza de la discusión al escenario digital. Es tal la magnitud del poder de la opinión en la red, que muchos la han visto como un campo de batalla en el que no necesariamente se juega limpio.

Para los expertos, este fenómeno está marcando la forma en la que se hace política electoral en el mundo, hay transformaciones muy profundas que obedecen a que la sociedad, las personas, también han cambiado y algo queda claro: ya no hay confianza en los medios de comunicación, según señala el maestro en finanzas y comunicación Óscar Dávalos Fonseca, profesor de la facultad de Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Desconfianza ¿por qué?

La desconfianza en los medios de comunicación se ha traducido en problemas económicos para la industria mediática, pues “el modelo de negocio está en crisis porque ya la publicidad no está ahí, la gente prefiere pagar plataformas sin publicidad o pautar en digital porque son audiencias mucho más grandes”, asegura Dávalos Fonseca.

Las personas prefieren el uso de las redes sociales porque se tiene la percepción de que son más participativas, subraya. Reaccionar con un emoticón o involucrarse en discusiones en recuadros de comentarios generan la ilusión de que las personas pueden afectar el destino colectivo y que sus opiniones son importantes, algo que no sucedía en un medio de comunicación tradicional.

“Hay un ejercicio muy interesante de participación, pero no de confrontación de ideas. Yo puedo decir algo en redes y alguien me puede contestar, compartir, o decir que no le gusta. Pero no hay un diálogo genuino, o la posibilidad de construir algo en conjunto. No se trata solo de que yo puedo decir mi punto y usted el suyo, sino que podamos escucharnos y llegar a entender que seguro, mi punto está equivocado. Así no es posible construir un país”, enfatiza.

“Antes estábamos muy acostumbrados a que la política se hacía con discursos largos que implicaban un nivel de complejidad y de concentración que podían ser horas. Ahora pasamos a la discusión política en frases muy cortas, de segundos”, para el docente, las campañas han recurrido a que los contenidos digitales transiten de la información al info-entretenimiento, es decir, la información no es valiosa en sentido de que sea veraz, sino que tiene que ser divertida y esto conlleva a una crisis del discurso en medio de la contienda electoral.

“Se ha despreciado el fondo y se ha dado mayor importancia a la forma”, explica por su parte Mario Armando Ortiz Morales, profesor de comunicación digital de la carrera de Comunicación de la Universidad Michoacana. “Eso resulta eficiente porque la gente se queda en el comentario del chiste flojo, de la canción, del baile, de la frase polémica. Los públicos no están reclamando buenos contenidos, sino diversión”.

Las campañas se han convertido en un show. Personajes como Donald Trump o Andrés Manuel López Obrador, de avanzada edad, incursionan en redes sociales jóvenes, con lenguajes muy sencillos, sin mucho fundamento, dicen groserías, hacen videos chistosos, de cierta forma violentos. Todo eso es el espejo de una sociedad en la que la gente común se puede ver reflejada o puede sentir rechazo.

Según los expertos, mucha gente prefiere este tipo de discursos porque son más fáciles de asimilar, ya que no requieren conocimientos de contexto, de historia, de economía. Ofrecen soluciones rápidas, casi que inmediatas; frases que parecerían de sentido común, fáciles de comprender, pero que desconocen completamente la complejidad de la realidad y que dejan por fuera temas muy importantes para el futuro del país.

“Los discursos están en crisis y seguro no es porque no haya cosas valiosas por decir, sino porque no queremos escucharlas. Queremos soluciones rápidas, que es lo que ofrece la tecnología, pero la realidad es mucho más compleja”, agrega Ortiz Morales.

Ya no hay debate ni discursos

Una de las polémicas de los últimos días en México tiene que ver con los debates públicos; frente a la próxima contienda electoral presidencial, estos serían en abril y mayo, de acuerdo con el proyecto que aprobó la Comisión Temporal de Debates, del Instituto Nacional Electoral (INE) durante la sesión extraordinaria realizada el lunes 13 de noviembre de 2023.

El primer debate se planteó para el domingo 7 de abril; el segundo el 28 de abril y el tercero el 19 de mayo, según detalló la consejera Carla Humphey, presidenta de la Comisión. Los debates se prevén para las 20:00 horas, tiempo de la Ciudad de México. Las fechas podrías ser modificadas ante eventualidades, acotó la consejera.

Pero en las redes sociales ya se está manejando la polémica y los dimes y diretes en base a lo ocurrido en contiendas anteriores, donde la diatriba, el insulto y los ataques personales se impusieron al discurso propositivo. En torno a estos espacios, se supone que la esencia de la democracia es el discurso, pero lo que se ha visto es una degradación de esta. Y no han sido pocas las veces en que ha ocurrido. Resulta conflictivo elegir a una persona que no es capaz de defender sus posiciones, sean las que sean. La democracia funciona si se reconoce al diferente, ese gesto de no reconocer al contrincante se asemeja mucho más a un tema autoritario disfrazado de democracia, considera Dávalos Fonseca.

Para los expertos, la discusión pública se nutre si existe la discusión, y si bien muchos de los esfuerzos de las campañas están volcadas a las redes sociales, los medios y el periodismo siguen teniendo un rol fundamental en el mantenimiento de la democracia.

“El papel del periodista es seleccionar los temas importantes, de acuerdo con los estándares de calidad periodística, y sintetizarlos, en la idea de asignarles sentido y permitirles comprensión a las audiencias. Si no existe esa mediación del periodista, el candidato es el dueño de la agenda, hace y dice lo que quiere”, explica Ortiz Morales.

Sin embargo, la confianza en las noticias en México se encuentra en su nivel más bajo desde 2017 y por debajo del promedio global. Sólo 36 por ciento de los consumidores confía en la información periodística, en un momento de rechazo de los formatos tradicionales y de un discurso político que incita a dudar del periodismo. Las personas prefieren informarse con influencers y celebridades, a quienes identifica como personas más cercanas a su realidad o a sus aspiraciones que con los periodistas, de acuerdo con los resultados de investigaciones del Digital News Report 2023 del Instituto Reuters de la Universidad de Oxford, el estudio anual sobre la industria de las noticias más completo en el planeta.

Según la misma fuente, la desconfianza produce desinterés y evasión de las noticias en los hechos, las historias y la contraloría social que difunde el periodismo, e impacta negativamente en el negocio, con menor número de consumidores, menor disposición a pagar por las noticias (en forma de suscripciones o de contribuciones para su sostenimiento) y menor generación de ingresos para los emprendimientos periodísticos.

Esto forma un bucle negativo que tiende a reducir la calidad del producto periodístico con menores equipos de investigación en las redacciones y mayor precariedad en las condiciones de trabajo de los profesionales o a confinar el periodismo en contados medios de alto rigor. Los consumidores quieren noticias positivas, soluciones y explicaciones sobre su realidad comunitaria y las quieren en las plataformas digitales donde se encuentran, en un lenguaje claro y atractivo.

En México se desconfía más en las noticias que el promedio a escala mundial desde 2017, cuando el Instituto Reuters comenzó a medir esta variable en México. En 7 años, el indicador ha caído 17 puntos porcentuales hasta el 36 por ciento de 2023.

El estudio indica que “hay una arraigada desconfianza en las noticias en México que se debe a la histórica cercanía entre los medios masivos y el Estado, una tradición de oficialismo cimentada en la década de 1940 en el caso de la prensa y en los años 50 en el caso de la televisión”.

Si la desconfianza se ha restablecido en años recientes, se debe principalmente a la dinámica dialéctica de una creciente estridencia en los discursos del presidente López Obrador, que critica a la prensa con una frecuencia casi cotidiana, muchísimo más que cualquier antecesor, y también en los discursos de varios medios influyentes (impresos, radiofónicos y digitales), que critican a él y a su gobierno sin aún pretender ofrecer una versión plural o derecho de réplica. Hay un tono visceral en ambos lados, que México nunca antes había atestiguado.

El mayor impacto de confianza en México coincidió con la pandemia de 2020, un periodo que se caracterizó por la incertidumbre social y económica, por una avalancha informativa y por una polarización sobre la política pública de atención a la nueva enfermedad. Desde entonces la confianza en las noticias no se ha recuperado, quizá para nunca más volver.

A raíz de esto, el espacio que dejaron los medios con la huida de los consumidores fue asumido por los influencers y las celebridades en las redes sociales, principalmente en TikTok e Instagram, quienes asumieron el papel de comunicar las noticias con un punto de vista personal y diferenciado, aunque el contenido original (la producción de las noticias, con toda la metodología que implica) provenga de fuentes periodísticas.

Y ahora, influencers contra periodistas

Redes sociales, como Facebook, YouTube, WhatsApp, TikTok, Twitter e Instagram, entre otras, son los servicios más utilizados para consumir noticias, de acuerdo con los resultados del Digital News Report 2023 ya mencionado, pero entre las redes también hay “razas”: mientras más “tradicional” es la red, más consumidores de noticias tiene; mientras más nueva es la red, los influencers controlan el territorio y los profesionales de la información pierden presencia.

En Twitter (hoy X) y Facebook, consideradas como redes tradicionales, las noticias provocan mayor interés entre sus usuarios. En TikTok e Instagram, dedicadas a los videos cortos, los creadores independientes provocan mayor conexión con las audiencias.

La sensación de intimidad, cercanía y personalidad que exhiben los influencers son características atractivas para las personas usuarias de redes sociales, dijo Ortiz Morales; ellos generan esta relación de cercanía al compartir contenido constantemente sobre su vida personal y de sus opiniones con las personas que les siguen.

Es la demostración del cambio cultural de una generación que ha crecido conectada a internet y a las redes sociales. Una generación que “suele prestar más atención a los influencers o celebridades que a los periodistas, incluso cuando se trata de noticias”, se escribió en la edición 2023 del estudio de Reuters.

Es notable que la mayoría de los grandes medios se quedaron anclados al segmento generacional con el que crecieron y se olvidaron de los chiquitos, de las audiencias pequeñas, que ahora vemos que ya no son tan pequeñas. Es un tema de fondo y forma: de selección de las temáticas que aborda el periodismo y de la manera de presentar la información a los consumidores.

El problema de la industria es que no ha sabido ser asertiva en la diferenciación del producto y en la segmentación del mercado para saber hablarle a su público de la forma como él le va a entender mejor y en los temas que al público le interesa.

Los datos del Digital News Report 2023 muestran un alejamiento de los consumidores de noticias. Los más abandonados son los periódicos y la televisión, pero a nadie le va bien en la feria. Desde 2017, año base del registro, los periódicos perdieron 31 puntos porcentuales como plataforma para el consumo de noticias; la televisión, 13 puntos; los sitios y aplicaciones de noticias, 11 puntos, y las redes sociales, 9 puntos.

La desconfianza no es el único factor que afecta el interés por las noticias. Influyen también la selección de temas, el formato y las plataformas donde las noticias se presentan a las audiencias, la distinción y la calidad de los contenidos periodísticos, así como el grado de explicación que se ofrece a los consumidores.

Existe agotamiento de los consumidores de noticias, sobre todo de los más jóvenes, por el tipo de noticias que habitualmente se encuentran en los medios, protagonizadas por políticos y escándalos, hechos violentos o situaciones que parecen imposibles de solucionar. Es un cúmulo de información negativa o indeseada que satura, agota y provoca malestar emocional.

En 2023, el Instituto Reuters encontró que las personas que evitan consumir noticias sí están dispuestas a consumir noticias positivas, de soluciones y explicaciones: se trata de que el periodismo humanice, explique, contextualice y verifique. El entendimiento sobre lo que dicen las noticias es clave en el interés y la confianza por las noticias.

Queda claro que sólo 1 de cada 4 personas lectoras en México entiende todo lo que lee y el resto, 3 de cada 10, tiene dificultades, según datos de 2023 del Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática. En noticias de economía y finanzas, el Digital News Report 2023 encontró que 30 por ciento de los consumidores tienen dificultades para entender lo que ahí se dice. Los más afectados por un bajo entendimiento son mujeres y personas de bajos ingresos y baja escolaridad.

Por todo lo anterior, no es de extrañar que las elecciones presidenciales de 2024, cruciales para la historia del país, se diriman a través de los teléfonos celulares y las redes sociales.

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