Inició la guerra por el agua
Las expectativas esperanzadoras de lluvias se fincan en la posible presencia de 15 ciclones, con un 61 por ciento de probabilidad de que ocurra la transición de "La Niña".
Por: Rosalinda Cabrera Cruz
Han pasado ya casi 5 años de intensa sequía y reducción de los niveles de lluvia en todas las regiones del estado; aún se tiene la esperanza de que durante los próximos dos meses tengan un “respiro” con las primeras lluvias los afectados campos y ecosistemas, aunque no se alcanzará ni el 50 por ciento de precipitación similares a la media histórica e incluso será inferior durante los meses de junio y parte de julio, insuficiente para la pobre captación acumulada en los últimos años.
Ante este panorama, ya se vislumbra una guerra intensa por hacerse de agua para todos los que hacen uso de ella; los titulares de todos los medios de comunicación (luego de un largo tiempo de “hacerse de la vista gorda” por parte de las autoridades correspondientes) han puesto de manifiesto el robo del líquido, el acaparamiento y sobre todo el huachicoleo, más evidente ante el crecimiento desmedido de huertas de aguacate y berries ilegales que necesitan ser regadas para producir ganancias.
Los niveles de las presas en Michoacán alcanzan el 50 por ciento promedio, según informó esta semana el director de la Comisión Estatal de Agua y Gestión de Cuencas (CEAC), Roberto Arias Reyes, quien refirió que esto mantiene al 63 por ciento de los municipios del estado en sequía, 30 de estos en sequía severa, siendo la zona norte del estado la más afectada; precisó que se tienen 9 municipios en sequía moderada, 8 anormalmente secos, y solo 3 sin sequía.
Por otro lado, Arias Reyes indicó que, en comparación con los almacenajes de agua de los estados vecinos, Michoacán se coloca por debajo de Colima, que tiene un 71 por ciento de almacenaje, mientras que Guerrero cuenta con el 69 por ciento, en tanto, Jalisco, Guanajuato, el estado de México y Querétaro, están por debajo del 40 por ciento de capacidad.
Con «La Niña» llegarían en un par de meses las primeras lluvias para llenar presas y reverdecer Michoacán, pues existe la probabilidad de que ocurra la transición a dicho fenómeno meteorológico a partir del 15 de mayo, con lo que se esperan precipitaciones que puedan atenuar la aridez en Michoacán.
Panorama alarmante
Las expectativas esperanzadoras de lluvias se fincan en la posible presencia de 15 ciclones, con un 61 por ciento de probabilidad de que ocurra la transición de «La Niña», mismas que en el pronóstico nacional se prevé que atenúen la aridez en Michoacán a partir del 15 de mayo y entre abril y agosto.
En conferencias de prensa, el funcionario advirtió sobre la crítica situación de las 24 principales presas de Michoacán que actualmente cuentan con un llenado promedio del 59 por ciento, preocupación que se ha intensificado debido a la escasez de lluvias que afecta a 63 municipios que presentan niveles de aridez extrema.
Subrayó que el estado se divide en dos regiones, el Balsas y el Lerma-Chapala. En cuanto a Lerma-Chapala, donde se encuentran 13 presas, el almacenamiento es del 54 por ciento aproximadamente. Destacó que en Cointzio, existe almacenamiento de un 38 por ciento; Tepuxtepec, en Epitacio Huerta, con un 62 por ciento; y Pátzcuaro, con un 52 por ciento, acumulando un total de 806 millones de metros cúbicos de agua.
En lo que se refiere a la región del Balsas, existen 11 presas que registran más de 6.5 millones de metros cúbicos, con un abastecimiento del 60 por ciento, dividido en Francisco J. Múgica y en Infiernillo, ambas con un 59 por ciento, así como la presa del Bosque, en Zitácuaro, con un 56 por ciento de su capacidad.
Arias Reyes señaló que la captación de agua durante la temporada de lluvias podría mejorar aún más con la estimulación de nubes a través del bombardeo que se ha propuesto por el gobierno de Michoacán para mitigar la crisis hídrica que atraviesan diferentes regiones y cuerpos de agua del estado, no obstante, agregó que será necesario esperar a conocer el comportamiento de los ciclones pronosticados.
Mientras tanto, para mitigar la sequía que se registra en Michoacán, el gobierno estatal lleva a cabo otras acciones para el cuidado del agua; además del bombardeo de nubes, se ha propuesto el saneamiento de la cuenca del río Duero, el entubamiento del agua tratada por la Planta Tratadora de Aguas Residuales de Atapaneo, la rehabilitación de redes de distribución, así como la perforación y equipamiento de pozos profundos, todo lo cual debía haberse realizado desde hace 2 años que se dieron la primeras manifestaciones de sequía.
De igual forma, durante el encuentro con los medios en el que estuvo presente el gobernador del estado Alfredo Ramírez Bedolla en esta semana, se refirió que la semana pasada entró en función el Comité Interinstitucional de Defensa del Lago de Pátzcuaro, con lo cual se evita la extracción ilegal del agua, que también ha estado presente desde hace años, cuando las huertas de aguacate (legales e ilegales) se asentaron alrededor del área lacustre.
Agua para el enriquecimiento de unos pocos
Si bien la sequía puede ser atribuible al tan llevado y traído cambio climático, la contribución del ser humano y sus distintas ambiciones han contribuido en mucho a agravar el problema.
Cabe recordar que la última gran sequía en México (de acuerdo con el monitoreo histórico de la Conagua), sucedió en 2012, cuando los indicadores de sequía extrema y severa llegaron a niveles preocupantes. Sin embargo, en lo que va de la temporada de 2024 esos indicadores son aún más severos. En Michoacán las afectaciones están presentes en el 100 por ciento de su territorio, como ya se mencionó.
En este punto es notorio que de 2012 a 2024 los cultivos aguacateros crecieron en un 30 por ciento, según señala el ambientalista Julio Santoyo Guerrero, y las plantaciones de frutillas se incrementaron de manera exponencial. No obstante, durante estos 12 años no creció en la misma proporción ni la infraestructura hídrica ni se expandieron las capacidades institucionales para regular las aguas, pero sí crecieron a ritmo delirante las hoyas captadoras de agua, la perforación de pozos ilegales, la intervención de arroyuelos y el huachicoleo en casi todos los cuerpos de agua del estado para atender la producción agropecuaria, preferentemente de aguacates y frutillas.
Recordando al ya fallecido doctor Alberto Gómez Tagle, quien desde fines del siglo pasado ya había advertido de la situación de cambio climático que hoy se vive en Michoacán, en la zona más cálida de la franja aguacatera el consumo de agua es más elevado, de tal manera que la exigencia del líquido para producir un kilo de aguacate es de mil 500 a mil 700 litros de agua. La presión de la sequía en curso está generando una mayor demanda de agua que en tiempos normales lo que abre la puerta a conflictos locales por la apropiación y distribución de ella.
La falta de previsión y por consecuencia la ausencia de planeación para atender el crecimiento de la demanda por incremento demográfico, crecimiento de monocultivos, la atención a la ganadería y a la producción de cereales y hortícola, puede en cualquier momento derivar en una crisis de gobernabilidad y en crisis alimentaria.
Hoy ya ocurre que con el avance de la sequía se vienen incrementando las tensiones sociales, pues los usuarios están dispuestos a todo si no se establecen políticas y protocolos justos, equitativos y sustentables para acceder al agua, como ya se está demostrando al llegar incluso a la violencia en distintos puntos de la entidad.
Como era de esperarse, la delincuencia organizada, oportunista como siempre, ha visto la oportunidad de tener pingües ganancias con una intervención sistemática en el huachicoleo y el saqueo del agua de los pueblos para garantizarle a quien les paga el acceso ilimitado a ella.
Una muestra de ello es el municipio de Villa Madero, en donde los aguacateros y los constructores de hoyas ilegales han edificado alrededor de 850 justo en las zonas acuíferas, secando por completo los cauces que por toda la vida habían alimentado de agua a las poblaciones bajas.
La proliferación de bombas de gran capacidad para huachicolear el agua de arroyos ha provocado una reacción comprensible de los pueblos afectados que han subido, arroyo arriba, desmontando bombas y entregándolas a la autoridad local exigiendo a quienes hacen huachicol hídrico a sentarse para dialogar y construir acuerdos equitativos y justos.
Esta crisis está presente en todos los municipios adquiriendo particularidades propias en múltiples lugares, sin que hasta el momento se tomen medidas definitivas, usando sólo algunos paliativos, como la presencia de la guardia civil en las inmediaciones del lago de Pátzcuaro, donde se corre el riesgo de presentar un panorama semejante al del lago de Cuitzeo.
El abandono en que ha estado la infraestructura hídrica del país y del estado y el desmantelamiento de los presupuestos que debieron haberse invertido en políticas eficientes para prevenir la crisis por el agua, indicó Santoyo Guerrero, debe ser cuestionado y resarcido de manera urgente. México y Michoacán no pueden seguir por esta ruta, que no es otra que la ruta del conflicto social y la ingobernabilidad.
Acaparamiento frente a la indolencia
Hace poco más de un mes, el gobernador Ramírez Bedolla estimó que en Michoacán podrían existir hasta 20 mil hoyas captadoras de agua en las huertas de aguacate (las que por cierto no se construyen de la noche a la mañana), que fueron construidas ilegalmente. Advirtió que “las vamos a detectar”, aunque aclaró que no es ilegal captar agua de lluvia mediante ese sistema, pero derribar árboles para su construcción y hacer cambio de uso de suelo, sí lo es.
En febrero de este año, el mandatario puso en marcha el programa Guardián Forestal, el cual vía satelital es el encargado de localizar zonas donde se derriban árboles ilegalmente para el cambio de uso de suelo, principalmente en zonas boscosas o de recarga de mantos acuíferos. Dijo en ese momento que el Guardián Forestal vigilaría no solo aquellas zonas de la franja aguacatera, sino también de las zonas de Arteaga, Tumbiscatío y Coalcomán.
Pese a esas advertencias, hasta el momento no han existido acciones concretas para combatir ese acaparamiento ilegal y el daño a los bosques (salvo algunas denuncias que duermen el sueño de los justos), por lo que algunos afectados por la carencia de agua ya empezaron a tomar medidas.
Es así como esta semana, habitantes de Villa Madero “recuperaron” el agua que les fue arrebatada por aguacateros y productores de frutillas en la zona serrana. Ante la intensa sequía y falta de agua que viven las comunidades aledañas, los comuneros realizaron un recorrido en Santas Marías, Etúcuaro, Terrenate, Sangarro y Ucaziro.
Fue en el predio conocido como la Pitaya, donde identificaron una represa, aledaña a una huerta de aguacate cuyo dueño se había rehusado al diálogo desde hace meses. Debido al escenario de crisis por falta de agua, los colonos desmantelaron las bombas de agua que encontraron y procedieron a desmontar parte de la hoya de agua para permitir el flujo de agua hacia las zonas más bajas de Madero.
Santoyo Guerrero, representante del Consejo Promotor para la Defensa Ambiental de Villa Madero-Acuitzio del Canje señaló que los comuneros solo tomaron lo que por derechos les pertenece. “Los pobladores tomaron el porcentaje de agua que debe seguir corriendo por el río y que abastece a sus hogares y sus pequeñas parcelas. Pusieron bajo resguardo de la autoridad la bomba que alimentaba diversas hoyas captadoras de agua”, señaló.
Un escenario similar es el que está por ocurrir en el Cerro del Águila, ubicado al poniente de la ciudad de Morelia, donde se han detectado cerca de 20 hoyas de agua irregulares, según información de la secretaría de Medio Ambiente (Secma) en voz de su titular, Alejandro Méndez López. Hasta el momento, de estos pozos acuíferos localizados en la que ahora es un Área Natural Protegida ya han sido clausuradas ocho por la Procuraduría de Protección al Medio Ambiente (Proam) debido a que no cumplen con las normas ambientales, indicó el funcionario, pero la gran mayoría siguen en funcionamiento.
De acuerdo con esta información, esto representa una apropiación ilegal del agua por lo que el huachicoleo de este líquido natural se tiene qué frenar, sin embargo, mencionó que no existe una regulación para las mismas; “cada quien hace su hoya y, en muchos casos, hemos visto cómo se han ido apropiando de arroyos, manantiales y escurrimientos”, lo que a todas luces es ilegal, como lo son las huertas que han proliferado en la zona poniente de este cerro abastecedor del agua de Morelia.
A nivel estatal, dijo el representante del Medio Ambiente, están en investigación 327 denuncias relacionadas con el cambio de uso de suelo y entre estas se han ubicado algunas hectáreas que tienen que ver con hoyas de agua; señaló que estas quejas ya fueron interpuestas ante la Procuraduría Federal de Protección al Ambiente (Profepa) y a la Fiscalía General del Estado (FGE), naturalmente no hay reportes de avances.
Estos mantos artificiales, detalló, se han concentrado principalmente en la franja aguacatera que contempla los municipios de Ario de Rosales, Los Reyes, Nuevo San Juan Parangaricutiro, Peribán, Salvador Escalante, Tacámbaro, Tancítaro, Tingüindín, Uruapan y Ziracuaretiro, así como en el campo volcánico que abarca las regiones de Cuitzeo, Morelia, Pátzcuaro, Tacámbaro, Tancítaro, Uruapan, Zacapu y Zamora. Algunas de estas, cerca de los volcanes Paricutín y El Jorullo, al igual que en los bosques de la zona sur del territorio michoacano donde se encuentran los municipios de Aguililla, Coalcomán y Tumbiscatío.
A pesar del reconocimiento oficial del acaparamiento de agua, las cifras siguen siendo alarmantes y apabullantes: según los datos recabados de la Vigilancia e Inspección de Imagen Satelital de la Comisión Nacional Forestal (Conafor), en las demarcaciones aledañas al lago de Pátzcuaro hay un total de 2 mil 627 hoyas instaladas en Lagunillas (32); Tzintzuntzan (63); Quiroga (102); Erongarícuaro (223); Huiramba (234); Pátzcuaro (410), siendo Salvador Escalante el que más registra con mil 563 hoyas que captan el agua y no permiten que el líquido escurra de manera natural.
Entre todas estas hoyas de agua se ocupa una superficie de un millón 784 mil 973. 52 metros cuadrados; estas instalaciones para retener el líquido de las lluvias o que se llenan con agua comprada (proveniente ilegalmente de los lagos de Pátzcuaro y Zirahuén) tienen una capacidad de almacenamiento de 5 millones 354 mil 920.57 metros cúbicos y todo este líquido se va directo al riego de las huertas de aguacate y de los frutillos rojos.
Es de señalar, que el municipio que tiene un mayor volumen es Salvador Escalante con 3 millones 599 mil 942.51 metros cúbicos de acaparamiento del agua, y en donde es sabido que funcionarios y exfuncionarios mantienen huertas de aguacate de reciente instalación. En lo que respecta a Pátzcuaro, las hoyas que han sido instaladas representan un total de agua almacenada de 3 millones 599 mil 942.51 de metros cúbicos, conforme a los datos que proporciona la plataforma de la Conafor.