En su papel de secretario de Gobernación, Adán Augusto López Hernández, pareciera que se le olvida que quiere ser candidato presidencial y que los electores -95 millones-, idealmente votaran por él o por lo menos una mayoría ganadora.
Entonces, no puede pasearse por el país, dando con el garrote a todo aquel o aquella, que no coincida con las ideas del presidente Andrés Manuel López Obrador.
La Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) declaró inconstitucional el martes de esta semana, la reforma presidencial para trasladar al Ejército el control de la Guardia Nacional, creada en 2019 con la condición expresa de ser conducida por mando civil.
El pleno apoyó con ocho de 11 votos, el proyecto del ministro Luis González Alcántara, por ser muy claro lo que dicta la Constitución, que este cuerpo armado debe estar a cargo de la Secretaría encargada de la seguridad pública.
Las y los ministros, con excepción de los abiertamente amloístas Yasmín Esquivel, Loretta Ortiz y Arturo Saldívar, lo único que hicieron fue proteger la Constitución.
Pero para el secretario de Gobernación, la determinación se emitió desde un criterio político y no jurídico. Que miedo que otro abogado, que no sabe de leyes, vuelva a ser Presidente de México.
Sonó a amenaza pueril, aquello que dijo en el Senado de la República con motivo de la entrega de la medalla “Belisario Domínguez” a la escritora y periodista Elena Poniatowska:
“Ahora que vayan (las y los 8 ministros) a la calle y que le digan a los ciudadanos, al pueblo de México, por qué no están de acuerdo en que se construya la seguridad de todos desde una formación, un ejemplo de institucionalidad como son los miembros de las Fuerzas Armadas”.
En casi cinco años, esa “seguridad de todos” ha dejado ya cerca de 150 mil homicidios dolosos y feminicidios y el narcotráfico mexicano, como nunca, se ha expandido por todo el mundo.
¿Qué es lo peligroso con Adán Augusto y las “corcholatas” Claudia y Marcelo? Que no tienen la valentía para aceptar abiertamente, que la política de “abrazos y no balazos” fue un grandísimo error; en cambio, prometen continuarla.
Las y los ministros de la Corte que defienden la constitucionalidad del país han sido presionados y amenazados como nunca. Ese llamado del titular de Gobernación suena a echarles las hordas encima para intimidarlos más, con motivo de la resolución de controversias en materia electoral.
La realidad es que el presidente López Obrador no pudo con la seguridad pública que ofreció a los electores en campaña; prometió pacificar y hacer justicia a las víctimas. Nada sucedió, por el contrario, la impunidad se ha extendido afectando prácticamente a todos los sectores.
Y Adán Augusto López ofrece lo mismo. Con garrote, claro.
