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Editorial| El problema no es que se vayan, sino quiénes lleguen

Cosas de la política a la mexicana por increíble que parezca.

Más ocupado en la sucesión presidencial y que el relevo sea su “corcholata” favorita, al presidente Andrés Manuel López Obrador ha propiciado el desmantelamiento de su equipo de trabajo, particularmente en áreas relevantes.

A quince meses que entregue el poder, ya hubo cambio en la Secretaría de Relaciones Exteriores y aun con la llegada de la diplomática de carrera, Alicia Bárcena, la relación con Estados Unidos sigue tensa por el conflicto migratorio, el crimen organizado y el tráfico de fentanilo.

Apenas anteayer, un grupo de legisladores republicanos inició una nueva investigación contra el secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, por negligencia en el cumplimiento de su deber en la frontera con México.

El objetivo de esas pesquisas, según indicó el congresista Clay Higgins, es conseguir la destitución del político demócrata o su propia renuncia. “Estados Unidos no es seguro y su labor (de Mayorkas) es que lo sea. Ha fallado. Eso es incumplimiento de su deber. Vamos a hacer que rinda cuentas”, dijo por su parte el presidente del Comité de Seguridad Nacional de la Cámara de Representantes, Mark Green.

Ya pidió licencia el senador Ricardo Monreal y deja la presidencia de la Jucopo en la Cámara Alta. La transparencia y el derecho constitucional de acceso a la información pública pierde con su retiro, a su único aliado dentro del morenismo.

El secretario de Gobernación, Adán Augusto López, espera ser relevado en el cargo este mismo viernes, para irse a hacer campaña como precandidato de Morena a la Presidencia de la República. Lo logre o no, “el camino para adelante no admite regreso, o como dicen en mi pueblo ya para atrás ni para tomar impulso”. ¿Quién será el nuevo titular? Será cuestión de horas, que trascienda.

A la jefa de gobierno de la Ciudad de México, el presidente López Obrador rápido le tuvo sustituto con el ascenso del secretario de Gobierno, Martí Batres.

Otros miembros del gabinete presidencial también buscarán participar en las elecciones del 2024 para gobernadores. Lo han adelantado la secretaría de Energía, Rocío Nahle, que se irá dejando a medias y sin refinar gasolina, Dos Bocas.

Igual el director general del IMSS, Zoé Robledo; se va en el peor momento de la integración del IMSS-Bienestar y con los servicios de salud y abasto de medicamentos, igual que siempre: mal.

El Presidente ya sabe cuántos renunciarán a sus cargos. “Lo que estamos buscando es que sepamos con tiempo. Ya tengo los nombres. (…) Ya sé cuándo se van a ir”.

Pero el problema no es que se vayan, sino quiénes lleguen para continuar con el trabajo. A menos que eso a López Obrador ya no le importe.

Hemos visto a presidentes que salen en fuertes crisis financiera, de seguridad y de popularidad. Eso no parece preocuparle a Andrés Manuel López Obrador porque al quinto año de su mandato sigue aprobado, aun cuando su gobierno se mantiene reprobado.

Cosas de la política a la mexicana por increíble que parezca.

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