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Editorial| Nos duele el asesinato de Hipólito

La tercera fue la vencida para Hipólito Mora. Ayer, finalmente lo mataron en su rancho de La Ruana, municipio de Buenavista Tomatlán; el que defendió con armas en 2013, junto con otros productores de limón, de las sangrientas embestidas de los Caballeros Templarios.

Había sobrevivido a dos atentados. El primero ocurrió el 26 de noviembre del 2022, y otro más el 4 de marzo del presente año.

Quien sabe porqué, el gobernador de Morena, Alfredo Ramírez Bedolla, guarda tanto desprecio al movimiento de las autodefensas de Michoacán que puso en jaque al propio Presidente del país, en ese entonces Enrique Peña Nieto.

Tal vez porque desconoce su historia. Porque fue gracias a las autodefensas, que aun con una estrategia mal hecha y oscura por parte del Gobierno Central, fueron abatidos y detenidos las principales cabezas templarias: El Chayo, Kike Plancarte y La Tuta y por algunos años se recuperó la tranquilidad.

Desde el primer atentado, Ramírez Bedolla expresaba desdén hacia al reconocido y apreciado líder social. En el hecho, dos de los sicarios resultaron muertos por las escoltas y el mandatario declaró que no le parecía un “simple” ataque repelido al no encontrarse las armas, por lo que insinuó que se investigaría ampliamente a Hipólito.

A siete meses, nada de la investigación de la Fiscalía sobre quién se llevó las armas ni del gobierno, tampoco sobre el atentado de marzo, en el que resultaron dos personas lesionadas.

Pero Hipólito Mora ya está muerto.

Una esquela del gobernador en la que “lamenta profundamente el asesinato del luchador social”. Y dice “fuerte y claro, que no habrá impunidad para quienes arrebatan la vida y se mueven en la ilegalidad. Llegaremos al fondo de lo sucedido y se hará justicia”.

Todavía se burla.

El semanariolosperiodistas.mx condena este absurdo y trágico asesinato del líder de las autodefensas de Michoacán.

Hipólito Mora fue solo un hombre, que como muchos bajo el asedio de los templarios, lo único que quería era proteger a su familia, trabajar su tierra y cuidar sus animalitos. Un Estado fallido, lo obligó a tomar las armas y defenderse del crimen organizado.

Otra vez los malos reinan en Michoacán… y el estado sin gobernador.

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