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Editorial| Ya no hay vuelta atrás en la defensa de la democracia

El voto en las urnas, es nuestra valiosa arma.

El mensaje de la ministra presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación, Norma Lucía Piña Hernández, fue claro y contundente para el Ejecutivo Federal y sus comparsas, las ministras Yasmín Esquivel, Loretta Ortiz y Lenia Batres: “Desde nuestra responsabilidad, de garantizar una adecuada impartición de justicia, rechazamos tajantemente que nuestra función se vea afectada por cualquier influencia interna o externa, ajenas al derecho.

“Es, desde nuestro profundo compromiso con los derechos y libertades de las y los mexicanos, que no cederemos ni un milímetro en lo avanzado por nuestra democracia constitucional a favor de la independencia judicial”.

La ministra Piña Hernández habló así al participar en el “Día del Juzgador y la Juzgadora Mexicanos”, organizado por la Asociación Mexicana de Impartidores de Justicia (AMIJ).

En su discurso, manifestó que la justicia pacifica el conflicto, pero también humaniza, edifica y enaltece a la sociedad; hay que honrarla y preservarla, por lo que los responsables de impartirla deben apegarse a lo establece la Constitución.

“Nos corresponde a las y los juzgadores de México impartirla con honradez, con plena convicción, con excelencia, con la mayor firmeza y con absoluta lealtad a nuestra constitución”, agregó Piña Hernández.

Otro puyazo a las arietes del presidente Andrés Manuel López Obrador en la Corte, y fuera de ella, como el ex ministro Arturo Zaldívar hoy consumado “chairo”, fue el del ministro Jorge Mario Pardo Rebolledo: “Nunca debe influir, en la persona juzgadora, el agradar o quedar bien con nada ni con nadie, así como tampoco buscar como objetivo el reconocimiento, el aplauso o la promoción personal”.

Ese fue el triste papel que desempeñó Zaldívar Lelo de Larrea, como cabeza de la Suprema Corte. Y lo reveló el propio presidente Andrés Manuel en una de esas confesiones “mañaneras”, al no empacharse en asegurar le ayudaba mucho al gobierno al influir en las decisiones de jueces.

Con la llegada de la ministra Norma Piña, el Poder Judicial Federal recobró su autonomía e independencia. Porque así lo establece la Constitución de todas y todos los mexicanos.

Ya no hay vuelta atrás, en la defensa de la democracia y las instituciones.

El autoritarismo, el despotismo y la tiranía es el rostro oculto de quien se autonombra “la encarnación del pueblo”.

Tampoco retrocedamos “ni un milímetro” en el avance democrático y luchemos por recuperar el Estado de Derecho tan conculcado en nombre “del pueblo”.

El voto en las urnas, es nuestra valiosa arma.

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