Entresemana| Del verbo zopilotear
Del verbo zopilotear
Por: Moisés Sánchez Limón
El reinado de Su Alteza Serenísima Andrés Manuel I ha consumido tres años y ocho meses de campaña con la vista puesta atrás.
El golpe al pasado, madriza cotidiana contra los canijos neoliberales y conservadores, bien merecida si usted quiere, instalada en la propaganda que justifica el fracaso de la mal llamada Cuarta Transformación (a) “La 4T”.
Una tras otra –Paco Stanley dixit–.
Ésa es, ¿a poco no?, la machacona plataforma en la que se monta el licenciado presidente, un día sí y otro también, para justificar el incumplimiento de la oferta de campaña. Por ejemplo, ¿dónde anda el sistema de salud igualito al de Dinamarca?
Y ya que andamos en esto, Andrés Manuel, ¿dónde está la señorita secretaria del Trabajo y Previsión Social, Luisa María Alcalde Luján, cuando a Laura Velázquez Alzúa, coordinadora Nacional de Protección Civil, se le hace bolas el engrudo en Sabinas, Coahuila, frente a la tragedia de los mineros de Pinabete?
Porque el de Pinabete es el más reciente de los mortales accidentes ocurridos en la zona carbonífera de Coahuila, desde el segundo más trágico ocurrido el siglo pasado en el poblado de Barroterán, el 31 de marzo de 1969 cuando la explosión de gas metano en las minas 2 y 3 de la Minera Guadalupe, cobró la vida de 153 hombres.
Mire usted, para refrescar la memoria y recordarle al licenciado presidente lo que se puede hacer sin tanto rollo ni amnesia política, en aquellos días fueron rescatados los cuerpos de esos 153 mineros cuyo recuerdo se pierde entre el polvo del tiempo.
También, es importante recordarle a la autoridad laboral que, desde aquellos días de finales del penúltimo año del sexenio de Gustavo Díaz Ordaz –a quien el licenciado López Obrador no puede acusar de neoliberal–, había complicidades de corrupción con el Sindicato Nacional de Trabajadores Mineros, Metalúrgicos y Similares de la República Mexicana, bajo control de Napoleón Gómez Sada desde 1962 y hasta su muerte en 2001, y que heredó a su hijo el hoy senador Napoleón Gómez Urrutia, amigazo de Su Alteza Serenísima.
Bien, Andrés Manuel I se escandalizó porque supo que los mineros de Pinabete no estaban incorporados al Instituto Mexicano del Seguro Social y se les registró un día después de ocurrido el accidente.
¿Dónde están los delegados del sindicato minero?, ¿dónde andaban los inspectores de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social y del Instituto Mexicano del Seguro Social?
¡Ah!, los zopilotes, éstos malvados que hacen campaña política con la tragedia humana. ¿También los que andan en campaña permanente y aseguran que le van a arrebatar al PRI el gobierno de Coahuila?
¿Alguien recordará que el 29 de septiembre de 2001 la explosión en el pozo La Morita, también en la zona carbonífera de Coahuila, cobró la vida de 12 mineros?
Por ahí andan las declaraciones del entonces candidato del Partido de la Revolución Democrática, Andrés Manuel López Obrador, en contra del gobierno de Vicente Fox por la corrupción aflorada con la explosión en la mina de Pasta de Conchos, tragedia ocurrida el 29 de enero de 2006 que cobró la vida de 65 mineros; 63 de ellos aún sepultados y con la promesa hecha desde 2006 y reiterada en 2012 y 2018, en la tercera campaña presidencial, por el hoy licenciado presidente de rescatarlos… aunque quizá ello ocurra hasta el año entrante, 2023.
¡Ah!, los canijos zopilotes.
Hoy, con el avance tecnológico y la experiencia que debieran tener los responsables, funcionarios y dirigentes sindicales mineros, por supuesto, 14 días después de ocurrido el trágico accidente en Pinabete, no sé sí a Su Alteza Serenísima o, a la licenciada Velázquez Alzúa finalmente le vino en gana solicitar apoyo de expertos, como debió haber ocurrido desde el primer día de iniciadas las tareas de rescate de los 10 mineros.
La zona carbonífera de Coahuila ha sido región de recurrente tragedia cuyos antecedentes se registran desde principios del siglo pasado, cuando el 31 de enero de 1902 en el sitio conocido como El Hondo, municipio de Sabinas, murieron 200 mineros.
Inundaciones o explosiones de gas metano en minas, socavones o pocitos han sido la causa de estas tragedias, como la ocurrida en 1988 en la mina conocida como Cuatro y Medio, de Villa las Esperanzas, en el municipio de Múzquiz, donde una explosión de gas metano provocó la muerte de 39 mineros.
Y fue precisamente en ese municipio, el 4 de junio del año pasado (2021), cuando siete trabajadores murieron por el derrumbe en una mina. En este caso, hubo un despliegue inusitado, atención prioritaria de funcionarios del gobierno de la 4T –¿por qué era año electoral?—que incluyó hasta a las secretarías del Trabajo, Luisa María Alcalde, de Economía, Tatiana Clouthier, y de Seguridad, Rosa Ícela Rodríguez.
¿Y qué cree?
En la mañanera del 11 de junio, Su Alteza Serenísima dijo que se investigarían las causas del accidente y se fincarían las responsabilidades correspondientes por la muerte de los 7 mineros.
Segurito y fue un lapsus, pero el licenciado Andrés Manuel I no recordó, o de plano su asistente Chucho Ramírez no lo puso al tanto de que, en redes social el Centro ProDH recordó que desde octubre de 2020, ante la Comisión Federal de Electricidad se denunciaron “las terribles condiciones de esta mina, sin que las autoridades tomaran medidas acordes al riesgo”. ¿Y?
¿Del verbo zopilotear?
La colega Dalila Escobar, reportera de la revista Proceso –que ya no es del agrado del Duce–, en la mañanera del martes de esta semana le recordó a Su Alteza Serenísima que, cuando ocurrió el caso de Múzquiz, organizaciones de activistas que han acompañado también a las viudas de Pasta de Conchos lo que solicitaban es que hubiera estas medidas de no repetición.
Peeero. Un año después se repite esta situación. Dalila le refirió lo terrible del caso: ha manejado la Secretaría del Trabajo con estas inspecciones, en torno a, por ejemplo, este pozo en el Pinabete, que solamente se atendían éstas si es que se presentaban denuncias.
Además de que parte de estas medidas de no repetición, piden que la Comisión Federal de Electricidad, que es la principal contratista para este tipo de concesiones que se dan para extraer carbón, se haga responsable de las condiciones en las que trabajan estos mineros en esta zona de Coahuila.
“Pues está haciendo la investigación la fiscalía”, respondió el licenciado presidente y, sin rubor alguno, puntualizó:
“Y se debe de evitar que ocurran estos accidentes lamentables, y lo estamos haciendo. Yo creo que la medida más importante del gobierno que encabezo es el no permitir que se sigan entregando concesiones, eso hace la diferencia”.
¡Ajá! Y conste que va a cumplir 4 años en el cargo de emperador y la chica de la STyPS nomás no da una.
¡Ah!, pero la culpa es de la prensa. En serio, lo dijo, lea usted:
“Es que en los medios de información en general, y Proceso también, no se ocuparon en su momento de lo que podríamos llamar el derroche de concesiones mineras, la forma en que entregaron millones de hectáreas para la explotación minera”.
Del verbo zopilotear o de cómo escurrir el bulto sin despeinarse. ¿Sin hit ni carreras? ¡Juego perfecto! Pinches periodistas y los neoliberales y conservadores y…
Pero, bueno, el culpable de los mineros de Pasta de Conchos, pues Vicente Fox y luego Felipe Calderón y después el culto Peña Nieto, hasta que aparece el licenciado Andrés Manuel López Obrador I, quien recuerda que desde 2006 prometió rescatar las cuerpos e indemnizar a los deudos. ¿Sólo a los de Pasta de Conchos? ¿Why?
Porque, sostiene, “se está cumpliendo con ellos, no somos iguales. (…) ahora, vamos a estar todo el tiempo hasta rescatar a los mineros, pero… Porque aprovecho la oportunidad para decirte que ya andan zopiloteando, van a haber elecciones en Coahuila, entonces van a querer”.
“Porque eso es lo peor todavía, la falta de escrúpulos morales. Ellos son parte del régimen de corrupción que lleva a estas desgracias y todavía de manera oportunista trafican con el dolor de la gente, sacan raja política”, lo dijo Su Alteza Serenísima.
Y, conste, lo dijo sin ánimo electorero porque, incluso en uso de tiempo oficial en medios públicos de alcance nacional como Canal Once y el 22 y el 14 sostuvo, dirían los clásicos, de cara a la nación:
“Por eso le digo a la gente de Coahuila que no se deje manipular. No hace falta que yo les recomiende mucho sobre esto, porque ellos están muy conscientes, muy despiertos. Ya la gente está muy avispada, pero no está de más hablarles que ahí van a llegar. Y manejan los medios de información, no sólo los nacionales, casi todos los regionales, porque una cantidad considerable del presupuesto en los estados todavía se destina a sobornar a medios de información”.
“Y es periódicos y radio y televisiones locales. Desde luego, hay excepciones honrosas en todos lados, pero todavía predominan ese sistema de control, de manipulación de siempre para sostener cacicazgos”.
Del verbo zopilotear.
El 23 de octubre de 2020, ya dueño del poder y de Palacio Nacional, en San Juan de Sabinas, Coahuila, ante familiares de los 65 mineros que perdieron la vida en Pasta de Conchos, el licenciado Andrés Manuel I confesó:
“Amigas, amigos todos. (….) Quiero comentar que fue un compromiso que hicimos de tiempo atrás, desde el 2006; luego, volví a repetirlo en el 2012 y en el Zócalo, cuando tomé posesión de la Presidencia, di a conocer 100 compromisos y uno de ellos es de la reparación del daño y el rescate de los cuerpos de los mineros de esta mina de Pasta de Conchos”.
¡Caray! Ese compromiso fue oferta de campaña. No os hagáis que ya lo sois. Del verbo zopilotear. ¿A poco no? Digo.
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