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Opinión| Una peón a reina… la estupidez no vencerá

El poder de 9 billones del erario federal, la cúpula cómplice de las fuerzas armadas, el crimen organizado con cabeza gubernativa

Por: Marco Antonio Aguilar Cortés

El poder de 9 billones del erario federal, la cúpula cómplice de las fuerzas armadas, el crimen organizado con cabeza gubernativa, la bien cebada servidumbre de medios de comunicación masiva a favor del tirano, y una multitud de despistados, suponen que ganarán la elección presidencial del 2 de junio del 2024, en un México cada día más consciente y activo.

A ese México reflexivo y dinámico de más de 70 millones de mexicanos que han tomado las calles, las plazas y las conciencias del país, con inteligencia y con orden (sin acarreo de ninguna especie, sin pintar paredes ni destruir puertas, sino con un gran respeto y humanismo), el porvenir le pertenece, ya.

A nadie ofenden, y todos quedamos, orgullosos, motivados por su existencia.

Frente a esa sociedad organizada y en marcha (a su manera), nos encontramos con la estupidez de un presidente autoritario, ególatra y adocenado, en todo lo que dice y hace.

Por órdenes del presidente Amlo, la secretaria Alicia Bárcena de Relaciones Exteriores confesó en una mañanera: “Acabamos de firmar un convenio con el presidente Nicolás Maduro. Nuestro gobierno les está dando a cada venezolano 110 dólares al mes, durante seis meses, del Programa de Jóvenes Construyendo el Futuro.”

Ese acto de autoridad del gobierno mexicano (aparte de constituir varios delitos), viola derechos humanos garantidos por el artículo 13 de nuestra Carta Magna: “Ninguna persona o corporación puede… gozar más emolumentos que los que sean compensación de servicios públicos y estén fijados por la ley”.

Además, arrastra ese acto de autoridad un sinnúmero de ilicitudes. ¿Tiene atribuciones el presidente para estos convenios?, ¿el senado los conoce?, ¿por qué sólo son venezolanos y no con todos los migrantes, incluidos los mexicanos?

Como todo el estragado mundo de Amlo pasa en las mañaneras, el presidente aseguró en una de ellas: “… hago un llamado a los migrantes en los EU para que no voten por ningún partido, ni por ningún candidato a cualquier cargo, que sean antiinmigrante o estén en contra del pueblo de México; o el qué diga que los mexicanos/as y los migrantes son una amenaza para EU. Voten por quien ofrezca, por escrito y firmado, regularizar la migración mexicana y les dé ciudadanía estadunidense. Éste es el primer tema, pero les seguiré diciendo por quién voten y por quién no.”

Olvida el Presidente mexicano que el principio de reciprocidad opera en el derecho internacional.

Así que su intervencionismo de aquí para allá está provocando y aceptando el intervencionismo de allá para acá, en una elección mexicana tan delicada como ésta, de 2024.

Para colmo, el llamado internacionalmente “narcopresidente”, aseveró en su diario oficial, alias la mañanera: “No vamos a actuar como policías de ningún gobierno extranjero. No lucharemos contra los cárteles, ni menos por órdenes de EU”.

Pero qué necedad del Presidente de ejercer la diplomacia con estridencias de un golpistas de barriada.

El Presidente mexicano me recuerda a Pepe Ronzal, un personaje en la novela de ‘La Regenta’ del español Leopoldo Alas “Clarín” (1852-1901).

Ronzal ejercía su poder con la fuerza bruta, frente a la razón; y hasta jugando al ajedrez, a capricho y chanchullo, llevaba a una peón para convertirla en reina, listo a tirar puñetazos, al tiempo que disponía: “A reina va, y lo hago cuestión personal”.

Y en el presente, en la realidad mexicana, el presidente impuso, por su ocurrente antojo, a una peón como candidata presidencial de sus maniobrables partidillos.

Por cierto, respecto a España, el presidente mexicano se lanzó en contra del Rey Felipe VI: “No hay buena relación con ese monarca, que anda recibiendo y premiando a una señora buscadora, ya que fue a acusarme con él. ¡Imagínense!, acusarme a mí”.

Aseguro que no pueda existir la estupidez eternamente.

Creo que, en México 2024, la estupidez no vencerá.

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