Por: Samuel Cantón Zetina/@SamuelCanton
No ha rendido protesta como gobernador, y ya sus adversarios de dentro y fuera de MORENA “calan” a Javier May.
Apenas se supo que los diputados electos eligieron a Jorge Bracamontes como coordinador, y que José Ramiro López Obrador se dejó ver con Jesús Alí, los medios y las redes comenzaron a consignar que ambos llevan procesos judiciales: Bracamontes por presunto despojo, y Alí por secuestro y extorsión -a comprobar- en Edomex.
Intentan echarlos abajo: al primero, para dar entrada como líder del Congreso a alguien que no sea del grupo del futuro gobernador, y a Alí, para impedir que ex priistas regresen al poder.
Pero el objetivo principal del fuego (amigo y enemigo) es poner en jaque al propio May, y eventualmente, exhibirlo con la decisión que tome al respecto.
Además, por supuesto, de presionarlo para que “piense mejor” sus siguientes movimientos.
Si se confirma ahora el nombramiento de Alí como subsecretario de Gobierno, y la designación como coordinador legislativo de Bracamontes, en espera -al menos- de la resolución de los jueces (presunción de inocencia), sus oponentes dirán que pronto May abandonó los principios y valores de la 4T.
Aunque, en teoría, Bracamontes haya sido electo por sus propios compañeros, y el nombramiento de Alí solo sea un rumor.
En caso contrario: lo de Bracamontes queda en suspenso, y lo de Alí permanece como versión no confirmada, May habrá sucumbido ante sus malquerientes en un primer “round” fuera del ring.
Se trata de una emboscada política que pone a prueba el talento y la experiencia del Tren May, aun antes de tomar la estafeta.
No es, sin embargo, el único buscapiés lanzado al ex director de FONATUR, porque antes le han echado encima -con artera profusión- el recuento mediático del mundo de dinero que tendrá que pagar casi entrando a Palacio: subsidio a transportistas, $500 millones que cuesta la UJAT en diciembre, y las estratosféricas compensaciones y aguinaldos de fin de año.