Por: Miguel A. Rocha Valencia
Por más que el ganso insiste en desviarla atención, ahora con el nuevo cuento sobre Luis Donaldo Colosio o con aquello de que “tragedia la que viven en EU por el fentanilo”, lo cierto es que la realidad del país no se puede tapar con las mañaneras.
Las verdades salen a la luz, así como el hecho de que desde su púlpito donde acusa y condena sin pruebas a periodistas, empresarios, políticos, activistas, madres de desaparecidos, padres de niños de cáncer, familiares de quienes mueren por falta de atención médica o fármacos, se le tienen comprobadas más de 125 mil mentiras las cuales no aclara ni defiende porque sin balatas en la lengua, lo que diga es la pura “verdat”.
Ahí mismo con todo y su poder sobre los comparsas que lo acompañan en sus presentaciones palaciegas, le llegan los datos que “hablan” de una verdad distinta a la de sus propios números y de acuerdo a la Sistema Nacional de Seguridad, los asesinados en el país superaron los 178 mil con un promedio diario en el sexenio de 81 muertos por día.
Y como si la verdad terca quisiera taparle la boca, con todos y sus nuevos censos y forma de contar, faltan más de 47 mil desaparecidos, sumados los seis mil recientemente identificados que fueron asesinados y enterrados en tumbas clandestinas, sobre todo allá en Sonora, donde el dizque gobernador ligado al crimen, Alfonso Durazo, ni siquiera se asoma al puerto y ciudad de Guaymas convertida en cementerio de la delincuencia organizada.
Pero ante las evidencias, sale como siempre a desviar la atención, como si dijera estamos mal, pero allá están peor, con lo cual muestra su falta de recursos para justificar que su política en seguridad enlutece hogares mexicanos en tanto los criminales se fortalecen gracias a la impunidad que el propio mesías tropical les otorga, tal vez porque no hay mucha diferencia entre esos delincuentes y los que militan en las filas de Morena, incluyendo desde luego a sus hermanos, hijos y demás parientes que en otro régimen seguramente ya estarían en la cárcel por rateros.
Claro para él, los suyos son intocables y quienes les prueban sus delitos, son sus enemigos, tal vez por eso México con el actual gobierno se mantiene como uno de los más corruptos del mundo ya que de 180 países, nos colocan en el lugar 126, por cuarto año consecutivo. Es decir, que casi desde el inicio el gobierno de la 4T, sacó las uñas para de manera cívica, descarada y ruin, mostrarse como lo que son. “Ya llegamos”, dijeron y vaya que se nota su presencia en el poder con el cual trafican todos los días para despacharse contratos y prebendas sin ningún rubor y protegidos siempre desde lo más alto del gobierno.
Lo mismo roban que se reparten cargos como una ministra de Suprema Corte Justicia de la Nación pirata y otra ignorante y vulgar que por cierto ahora resultó escritora y le abrieron espacio en un diario “nacional”, lo cual es un hecho inédito ya que ningún titular de la SCJN en activo colaboró con algún medio. Será por eso que en el análisis del índice de Percepción de la Corrupción, el gobierno del obradorato sólo obtuvo 31 de 100 puntos. Calificación que el propio tlatoani descalificó por emitirlo organizaciones privadas como Transparencia Mexicana y Transparencia Internacional.
De tal suerte que el discurso del profeta cuatrotero que prometió acabar con la corrupción, es una más de las mentiras, pero esta dicha en muchos años de campaña y en la tribuna del Congreso de la Unión. No lo hizo, se hizo parte de ella y la convirtió el sello distintivo de su gobierno. También mintió cuando dijo que una vez en el poder acabaría con la delincuencia que hoy cobra más víctimas que sus odiados enemigos, los de antes y lo mismo hizo en salud, educación, en lo social y principalmente en la democracia cuando prometió respetar las instituciones, la Ley que ahora repudia y viola permanentemente.
Ahí está lo más reciente con los integrantes del Tribunal Federal de Justicia Administrativa, ligados cínicamente, como las tres nuevas ministras de la SCJN a Morena lo cual proclaman abierta y cínicamente aunque con ello se estén violando leyes secundarias de la Constitución. Eso es la 4T, un movimiento que se nutre de corrupción, del agravio sin pruebas, de la tragedia de decenas de miles de familias a las que desprecia, las coloca en el banquillo de enemigos y las hace cómplices de delincuentes.
Así el gobierno de la chachalaca tabasqueña se muestra como uno de los más inoperantes, de los más rateros y su bandera resultó la corrupción en su más descarada y rudimentaria expresión, es decir, ni siquiera se preocupan en disfrazarla seguros de la impunidad que los cobija.
