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YO CAMPESINO/Oscurantismo| Sin inversión se pierden esperanzas de recuperación económica; perderemos más

Pelearse con el capital es la ruta de los regímenes socialistas que insisten en hacernos creer que sin propiedad o inversión privada

Por: Miguel A. Rocha Valencia

Pelearse con el capital es la ruta de los regímenes socialistas que insisten en hacernos creer que sin propiedad o inversión privada, un país puede crecer y desarrollarse. Hasta los chinos lo entienden y hoy con todo y su régimen autoritario, son foco de atracción al dinero, marcas e industria foráneos.

De hecho, a sus millonarios, los chinos suman la visión empresarial de estimular el establecimiento de parques industriales construyendo no sólo la infraestructura que le es propia sino incluso centros habitacionales para que los empleados de las empresas a establecerse, estén cerca y no tengan problemas de desplazamiento que encarecen la producción y empobrecen los salarios que, por esa razón, no suben como en países con alto nivel de demagogia como México.

Tal vez por eso, cada parque se vuelve polo de desarrollo regional con autosuficiencia en servicios y abastecimiento con estrictos mecanismos de seguridad que incluyen control vehicular y hasta velocidad, donde el delincuente es tratado como tal y no con “el respeto que merecen como seres humanos”.

Eso abate tanto los costos que no importa el gasto de exportación como sucede con los autobuses y trolebuses que llegan de Yutong cuya planta ensambladora se ubica al sur de China en la provincia de Zhengzhou, Henan, los cuales tienen la característica de sumar tecnologías americanas y europeas en su fabricación, incluyendo los números de identificación y los baños en enormes albercas para darles resistencia a la corrosión.

Allá no se pelean con el capital y de hecho el avance se realiza sin atropellar las costumbres ni echar a pelear a unos contra otros, ni siquiera con los tradicionales regionalismos; se favorece el desarrollo por igual con grandes obras que son pensadas para el crecimiento no para el relumbrón ni como un homenaje a la personalidad del dictador.

Acá no podemos aprovechar la inversión ni la tecnología extranjera simplemente porque el ganso se pelea con el dinero privado nacional o extranjero y otorga permiso a su muy particular forma de ver y no con la visión empresarial que aportan quienes desean traer su dinero a suelo azteca.

Los casos son claros desde el NAIM hasta la cervecera y otros proyectos que se quedaron en el aire y que ya estaban acordados con empresarios mexicanos que se mostraron dispuestos a invertir desde 2019, pero el gobierno del profeta no aportó la inversión pública acordada por dedicarle el presupuesto a sus programas clientelares compra-votos y a sus “obras emblemáticas”, donde se han ido más de tres billones de pesos.

Eso es uno de los factores de que en México no se aproveche al cien por ciento en nearshoring, o sea, ser punto de llegada a empresas extranjeras que buscan reubicación de sus plantas más cerca de servicios, recursos, mano de obra calificada y barata, así como mercados. Lo primero para ellas, son la seguridad legal, física y la estabilidad política cosas que desafortunadamente no existen en el régimen del caudillo macuspano.

Y aunque algunos festejen que la inversión ya llegó, salvo los casos de los coches Tesla y BMW que se deben más a gestiones de los gobernadores que a un trabajo del gobierno cuatroteísta, o se hable que en lo que va del año llegaron más de 18 mil millones de dólares del extranjero, la verdad es que más de la tercera parte corresponde a sustitución de capital, empresas que cambiaron de dueño como podrían ser algunas del sector energía. Además, el año pasado fue mayor el monto de inversión.

Ahora con el pleito con Grupo México pues las uñas de los empresarios van a saltar y como hemos dicho la van a pensar dos veces antes de invertir como ya lo hacen varios de ellos que ya no meten su dinero (Carlos Slim) pero “colaboran” como contratistas de obra con dinero público especialmente de Banobras.

En este contexto, el mensaje enviado por el mesías tropical a los empresarios mexicanos, pegará necesariamente en el extranjero, tal vez en el T-MEC por aquello de la poca certidumbre jurídica que se observa cada día en el país.

La cosa, por lo tanto, no va a mejorar sino a empeorar, eso es seguro.

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