La prensa no es responsable de la ineptitud y poco alcance que tiene el gobierno de Ramírez Bedolla
Por: Jorge Hidalgo Lugo
Algo debe estar mal si en el recuento de muertes ligadas al crimen organizado, tan sólo en lo que va de marzo, en Michoacán se alcanzan un centenar de víctimas y en vez de una acción firme, seria, que devuelva en parte la tranquilidad perdida a la población, Alfredo Ramírez Bedolla busca marear con eventos populistas como la garnachería a cielo abierto en que ha convertido Casa Michoacán, antes Casa de Gobierno, o alardear que hará todo lo que esté a su alcance para que haya otra vez fútbol de primera división en Morelia.
En definitiva, no puede haber una buena percepción a seis meses de iniciado este mandato que presumió estar “reconstruyendo” Michoacán en sus primeros cien días de existencia, cuando el pasado 8 de marzo, lanzó a las fuerzas del orden a reprimir a las mujeres que reclaman por su vida, toda vez que tan sólo en lo que va del año, han sido asesinadas más de 50… y contando.
No, tampoco se trata de sólo buscar el lado malo de una administración estatal que da palos de ciego y trata de no zozobrar en escenarios de ingobernabilidad, creados por gente identificada con Morena y que a través de la corriente radical de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación y sus fuerzas básicas, los normalistas, cada que se lo proponen paran de cabeza a la población y en el chantaje, sacan tajada para dar tregua y retirar plantones, dejar de secuestrar vehículos comerciales o de terceros afectados, sin nadie que repare los daños cometidos a sus respectivos patrimonios.
Difícil aceptar que a los medios y voces críticas les tengan satanizados y con el estigma de “enemigos del régimen” sólo por no callar ante eventos como la masacre de San José de Gracia o la irrupción violenta en San Juan Nuevo Parangaricutiro, como si la prensa fuera culpable de estos alardes que los narco aliados hacen cada que les viene en gana y exhiben en su pobre y lamentable realidad, la impericia o complicidad de las fuerzas armadas y de seguridad que siempre llegan cuando la atrocidad ha sido consumada.
Lamentable por decir lo menos, que quien debiera estar más ocupado y preocupado por resolver los problemas que vive Michoacán, se dedique con ahínco, fuerza y voluntad, a ejercer de matraquero de su patrón, en los foros para convencer de las bondades que presumen, traería la contra reforma energética y hasta el convencimiento, vía movilización a costa del erario local, con que llevar a miles de acarreados a la consulta popular para la ratificación de López Obrador, ordenanza que no quiere desobedecer y por el contrario, ser de los más aplicados de la clase en el aula del opresor.
De lado pasan los alardes con que quieren engañar a los michoacanos esos asesores de comunicación que lo tienen en calidad de bobo del salón, que se atreven a publicitar como hazaña de primer mundo que Ken Salazar, embajador de Estados Unidos visite Michoacán, para “promover el potencial económico” que tiene la entidad y los narco aliados hagan de las suyas para que el enviado de Joe Biden, siga firme en la recomendación de alertar a los norteamericanos no vengan a estas latitudes, por el riesgo que representa una tierra sitiada por criminales.
De pésimo nivel que pretenda encontrar en todos los asistentes, clientes como los que suelen conseguir sus asesores y gurús para engordar el caldo mediático en las ruedas de prensa y se enfade ante quienes se saltan las trancas, dejando sin respuesta el cuestionamiento que incómodo o para el que no llevaba respuesta con el simplismo de “yo tengo otros datos” o el “muy buena pregunta pero no la voy a responder”.
Sin asumir eso sí, la actitud de seriedad que debiera implicar la ejecución de otro presidente municipal, César Arturo Valencia Caballero de Aguililla, como hace unas semanas fue Enrique Velázquez Orozco, de Contepec. Aunado a los periodistas Roberto Toldo y Armando Linares, asesinados arteramente en Zitácuaro en un lapso de mes y días.
Gobernar, parece olvidarlo, no es hacer chascarrillos ni inventar culpables de la incapacidad propia a los que ya no están. De alto grado de dificultad querer imitar a López Obrador en todo y por todo, cuando apenas se ha subido al tabique y ya cree estar en la cima del Paricutín, por méritos propios y sin ayuda de nadie.
Al que hasta ahora mal gobierna Michoacán le falta mucha seriedad en el ejercicio de la labor, dejar el histrionismo como carta fuerte y recordar que el populismo no alcanza para ocultar los yerros de una gestión que hasta hoy naufraga por responsabilidad propia, por no contar con un equipo confiable y capaz de sacar las respectivas encomiendas, pero sobre todo, por la soberbia de suponer que una vez domesticados a diputados y líderes opositores, ya es suficiente para tirarse al confort, mientras los problemas agobian a los gobernados.
Es los primero seis meses de esta errática gestión, alguien de sus allegados debe recodarle a Ramírez Bedolla que gobierna para todos, no sólo para Morena y que aun cuando ha comprado conciencias de los que fueran adversarios electorales, hay en todo el territorio miles de personas que no votaron por él, que no creen en su partido, ni en el proyecto de López Obrador y que no por ello, debe tomar venganza haciendo como que le preocupa lo que acontece en todo el territorio michoacano, para hacerse ganso en la solución e sus problemas.
Lo que se requiere son menos alardes y más acciones. Menos teatro y más resultados. Menos protagonismo partidista y más gobierno de alcances tangibles.
Porque para su infortunio, hay un plazo fatal que se vence en los primeros dos años de mandato y que es en Morena, dentro de sus propios copartidistas, donde comienza a tomar forma la especulación de un posible relevo en el Ejecutivo estatal, para no poner en riesgo el proyecto del Presidente.
Y eso, eso sí debe estar en la mente de sus asesores de comunicación, no andar tras el error de los medios o voces críticas, porque son los menos responsables de la ineptitud y poco alcance que hoy tiene este gobierno.
Vale…
