Rueda de Molino| ¿Tú le crees a las encuestas cuchareadas del obradorato? La realidad, evidencia lo contrario
El menosprecio que mostró Claudia Sheinbaum y le fue ordenado desde Palacio Nacional para resistirse y condicionar su firma en el Compromiso Nacional por la Paz
Por: Jorge Hidalgo Lugo
El menosprecio que mostró Claudia Sheinbaum y le fue ordenado desde Palacio Nacional para resistirse y condicionar su firma en el Compromiso Nacional por la Paz, impulsado por la Conferencia del Episcopado Mexicano y otras organizaciones civiles y religiosas, bajo la estulticia de no compartir la “evaluación pesimista del momento actual”, hoy desnuda de cuerpo entero a quien vive en un realidad aparte o no quiere enterarse del México macabro en que han convertido los narco aliados del régimen al suelo patrio.
Porque más allá de los embustes del obradorato que insisten en convencer al pueblo bueno y sabio que vamos “muy bien” y que la gente vive “feliz, feliz, feliz”, la estadística de sangre golpea el rostro del embaucador que habita Palacio Nacional con cifras que debieran dar temor a México entero, pues en promedio el crimen organizado ejecuta a 95 personas por día.
A contra pelo de la socarrona e irresponsable actitud que asume en su circo mediático el payasito que vive como rey aunque predique la pobreza franciscana entre sus aplaudidores oficiosos, la cifra de muertes a manos de los narco aliados crece e manera inexorable
y al cierre de este despacho sumaban ya 181 mil 852, más un estimado de 100 mil desaparecidos que bien pueden agregarse ya a la estadística por demás deleznable que mancha el sexenio del terror que hoy sufrimos.
La mala réplica del que más de la mitad de los mexicanos incluyendo los beneficiarios de las limosnas del bienestar, aceptan que fue patrocinado por el crimen organizado y fortalecer así la tendencia creciente que tenemos un narco presidente, debió considerar que no aceptar el análisis del clero sobre la violencia que agobia al país, le traería más negativos de lo imaginado.
Esto porque ahora expertros en el análisis y buscadores de estadísticas en el pasado “prianista” dejan pésimamente mal parado al mesías de Macuspana, pues si del sexenio de Vicente Fox se habla, se debe mencionar que cerró su sexenio con un total de 60 mil 280 homicidios dolosos, con un promedio de 28 al día.
Luego vino el hasta hoy satanizado mandato de Felipe Calderón Hinojosa, cuando se abrió el combate al crimen organizado, donde las víctimas del narco poder sumaron 120 mil 463, con un promedio al día de 55 ejecutados.
Vino después la gestión del frívolo y corrupto Enrique peña Nieto -quien por cierto goza de impunidad por los 10 millones de votos que le aportó a su sucesor en el acuerdo entreguista que hoy lo tiene disfrutando de la dulce vida y del dinero mal habido sin persecuciones ni señalamientos del obradorato-, donde la cifra macabra creció a 156 mil 066 ejecuciones en los seis años que duró ese mal gobierno, con 71 asesinados cada 24 horas.
Llegó entonces el régimen del embuste, de la falacia y engañifa, el que ofreció que los asesinos iban a cambiar las armas y sus actitudes delictivas en contra de la población, por acciones en el campo, en la “siembra de vidas” y hasta alcances para “construir el futuro”, pero a 5 años 3 meses de atropellos, abusos de poder y ataque a las libertades, el resultado es por demás desastroso y canalla, por decir lo menos.
Con la complicidad inocultable de los gobiernos de Morena en lo federal y entidades que mal gobierna, la numeralia de víctimas a manos del narco aliado, hace palidecer a todos cuantos le antecedieron en la presidencia del país.
Los logros de la estrategia de “abrazos y no balazos” hoy son una afrenta para cualquier ciudadano que tenga conciencia y valore la vida humana, incluyendo a los que hacen gala de ser parte de la legión de descerebrados, huérfanos o carentes de amor maternal, prófugos del ácido fólico, miembros de número del redil de ovejas que pastorea el tabasqueño.
Los 181 mil 852 caídos a manos del crimen organizado que se ha apoderado del país, con los 95 al día, uno cada 15 minutos, la corcholata preferida de su profesor no puede entonces decir que hay “una evaluación pesimista del momento actual”, máxime que ahora entre los muertos hay policías, mujeres y niños sicarios, que como en Michoacán, son salvajemente decapitados como parte del accionar de quienes realmente detentan el poder.
Para ocultar tanta atrocidad, el derroche no menos criminal de recursos públicos se extiende no sólo en las ventanillas para flojos, indigentes ocasionales y parásitos, con el disfrazadas del “bienestar” sino que además fluyen como caudalosos ríos en medios advenedizos y mercachifles, que publicitan sin pudor alguno que este gobierno es de los mejor evaluados del mundo mundial y que los mexicanos, todos, están afectados por el sado masoquismo que les infringen con morenista alegría, los socios de la criminalidad.
Nada importa entonces que haya cuerpos despedazados por minas explosivas o literalmente desechos en ataques con drones, a machetazos para saciar el salvajismo de sicarios y tantas escenas dantescas más que el dueño de Morena y sus floreros, deja pasar, dejan hacer, con la siniestra intención de recibir nuevamente el apoyo de las células criminales en los comicios por venir.
Lo más lamentable de todo es que en esos medios propagandísticos que se aferran a ser comparsas impúdicas de quienes ofrecen “seguir con la transformación” que tiene masacrado al pueblo en general, den como válidas las encuestas en donde la nueva mafia en el poder marcha a la cabeza y hasta con ventajas que se antojan kafkianas si se contrastan con la irritación creciente y temor fundado, de los mexicanos pensantes, sensatos y rebeldes, ante los abusos del poder que ejerce un narco régimen.
Inquieta conocer si en sus encuestas amañadas, los súbditos del partido de Estado toman en cuenta a todos los lastimados por el régimen autocrático, el que desprecia a madres buscadoras de más de 100 mil desaparecidos, de los padres y familiares de niños con cáncer que mueren y seguirán muriendo por falta de atención médica, de las víctimas de extorsión que son victimados o humillados de forma salvaje por sicarios, como los transportistas de Acapulco.
Si en esa avasallante ventaja de la corcholata preferida de su profesor aparecen por igual viudas, huérfanos, padres, madres, hermanos, familiares y amigos de esos 181 mil 852 ejecutados que presumen con orgullo, los beneficiados de los abrazos que les dan el dueño de Morena y sus compinches.
Eso sin mencionar que en los eventos de campaña se nota en el bando obradorista el hartazgo, la rebeldía a seguir siendo humillados con la entrega de dádivas para ser parte del acarreo que ya no llena escenarios, ni se emociona con el discurso hueco, banal, insufrible de quien porta el bastón de mando con control remoto, al extremo de obligar a los estrategas a no hacer más concentraciones en espacios abiertos o estadios, para no vivir el desastroso resultado como se tuvo en el Morelos de Morelia.
En cambio, la actitud de los asistentes a los actos proselitistas de Xóchitl Gálvez, son diametralmente opuestos, pues los convocados denotan alegría, optimismo recuperado, emociones de beneplácito, todo, menos estar ahí forzados o bajo promesas de recibir dinero, utilitarios o amenazas de perder el empleo, las pensiones “de Obrador” y todas las trapacerías que ejecutan en el bando contrario.
Entonces aquí también cabría preguntar si en las encuestas patito que dan por descontado que #EsClaudia ya ganó sin despeinarse siquiera, también han consultado a los asistentes por convicción a los mítines de la senadora porque entonces el negocio y su farsa se vendrían abajo.
Mientras tanto habrá que cuestionar a la abanderada del oficialismo obradorista si como afirmó en su condicionante para firmar el acuerdo por la paz, “hay diversas afirmaciones y propuestas en las que no coincido”, considera una acción eficaz y tangible para detener el baño de sangre que los gobiernos de Morena permiten a los narco aliados para tener postrado a México, gracias a la protección oficial y complicidad siniestra de “ya saben quién”.
De lo contrario no hay más que estar alertas y pensar si lo que queremos es que al país de libertades y aspiraciones democráticas que aún gozamos, aunque prendidas de alfileres, lo defendemos con nuestro voto o de plano dejamos que se lo termine de cargar el payaso… de Palacio Nacional.
¡Usted decide!
Vale…