Ambigú| El tumor en el cerebro: la prensa crítica le sirve al país, no a AMLO
El tumor en el cerebro: la prensa crítica le sirve al país, no a AMLO
Por Martha Elba Torres Martínez
Además de atenderse rutinariamente sus males como el hipertiroidismo, la gota, azúcar alta y corazón, sería conveniente que el populista López Obrador se realice una resonancia magnética porque en una de esas, de tanto estar pendiente de lo que escriben y dicen periodistas críticos, le salió un tumor en el cerebro.
Solo así se entienden tantas zoquetadas. Una tras otra. Se trata de pelearse con todos y por todo. Como con Perú, al que le dice que debe o no hacer, y su defensa al golpista Pedro Castillo y su familia. Sobre el feminicidio de Blanca Arellano que en agosto pasado fue asesinada y descuartizada en ese país, ni una palabra.
Al periodismo crítico lo tiene sentenciado a muerte.
“Antes no se podía tocar a los intocables, ahora si podemos hacerlo”, dijo en una reciente mañanera, y ¡tras! el atentado contra Ciro Gómez Leyva, un líder de opinión relevante. No quiero echar sal y menos leerme mal, pero ¿quién sigue?
“Imagínense si nada más escucha uno a Ciro o a Loret de Mola, o a Sarmiento, no pues es hasta dañino hasta para la salud. Si los escucha uno mucho le puede salir a uno un tumor en el cerebro”. Pues ya lo tienen y bien grandote, sus fanáticos -quienes sean y desde dónde se escondan-, que orquestaron el ataque a Ciro. Porque los tumores se extirpan para que no crezcan y hagan más daño.
López Obrador quiere acabar con el periodismo investigativo, crítico. Eso es un hecho:
“Ya ese periodismo no tiene qué hacer en el país, existe la libertad de expresión de las ideas”. “Es gente muy deshonesta, y hay que seguir, hay que seguir informando, no dejarles libre el terreno”.
“Representan a grupos de poder económico y político, es parte de la corrupción que imperó durante mucho tiempo y ahora están muy molestos porque ya no tienen el poder que antes exhibían impunemente; ya difaman, atacan todos los días, pero no tienen efectividad, porque la gente, lo hemos dicho muchas veces, está muy consciente y ya está harta de la prensa vendida o alquilada y de estos medios de comunicación que solo defienden a las minorías rapases”.
Es la cantaleta de los últimos cuatro años y vemos las consecuencias. Este 2022, 14 periodistas han sido asesinados.
Pero ¿no tiene nada qué hacer en el país, el periodismo crítico?
Imagine usted, amable lector, lectora, que se levanta, prende la radio o la televisión y las únicas noticias que recibe, es lo que dice el Presidente en sus mañaneras. Espera los reportes del medio día y es el mismo AMLO y sus notas y boletines; y así le llega la tarde y noche, y los noticieros -si los hay-, reproducen lo mismo: vamos bien, ya bajó la delincuencia y crece la seguridad, el sistema de salud está a todo dar y hay abasto de medicamentos; la inflación está bajo control.
La única información disponible son las versiones oficiales de los hechos públicos; ningún medio o periodista investiga y verifica, porque “no le sirve al país”. La palabra del Presidente es dogma y no se cuestiona, menos se critica.
Las marchas y protestas no tendrían mayor cobertura que monitorear el cierre de calles. ¿Qué demandan? pues quien sabe porque no hay prensa que recoja sus versiones. Los niños con cáncer son golpistas y los ambientalistas emisarios del conservadurismo.
Así sería con los informes sobre seguridad: la incidencia delictiva sigue bajando mes por mes; ya no hay masacres ni asaltos. Si llega la vecina y le avisa que su hijo está tirando en la esquina de la calle sobre un charco de sangre, pues se murió; las desapariciones forzadas por parte de la milicia no habrá quién las reporte y mucho menos de los montones de ejecutados en cualquier parte del país.
Si en las clínicas y hospitales del IMSS o ISSSTE no hay medicamentos, le posponen cada rato la cirugía de urgencia o no hay hemodiálisis, la versión oficial será que el sistema de salud está como en Dinamarca, que es de los más completos, rápidos y eficientes. Pero no hay quien diga y demuestre lo contrario, porque no hay prensa que investigue y denuncie.
Y que tal empleados públicos del gobierno federal o de los estados, que testifiquen el saqueo de los recursos públicos, cómo roban en descarado y a plena luz del día, gobernadores, alcaldes, diputados, senadores, ¿a quién se lo van a contar para que indague y pruebe? si López Obrador dice que ya no hay corrupción y todo es pureza y probidad en México.
En ese escenario para nada imposible, de prosperar el golpe de Estado a la democracia, no dude estimado lector y lectora, que verá a los “servidores de la nación” como funcionarios de casilla y contando los votos en las elecciones del 2024.
Esta semana, hackearon semanariolosperiodistas.mx.
No somos un medio de gran comunidad, ni pautamos ni pagamos likes en Oxxo; somos un puñado de periodistas de la vieja guardia que expresamos nuestros puntos de vista ante los hechos políticos y sociales. Eso sí, nuestro valor es nuestro índice de confianza: 94 por ciento. Nos leen, porque nos creen. No engañamos a nadie ni publicamos nota roja. Quien entra a nuestro sitio, sabe lo que encontrará. ¿Entonces?
El periodismo investigativo, crítico, le sirve a México. Al que no, es al populista López Obrador y sus trapacerías. El caso de la ministra de la 4T, Yasmín Esquivel Mossa, es emblema del momento. Resultó una tramposa, deshonesta, sin ética profesional, al plagiarse una tesis para obtener la licenciatura.
Y en lugar de reprobar acto tan vergonzante, la defiende con el himno chairo: más daño han hecho los prianistas.
Que AMLO consecuente el plagio de tesis por parte de su amiga Esquivel, es tanto como dar rienda suelta a que muchos estudiantes siguen el ejemplo. ¿Por qué? Porque en el México del lopezobradorismo, nada ilícito, inmoral e impropio, tiene consecuencias.
Pues de esa calaña, la ministra patito puede ser la próxima presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación.
Que Dios nos salve…