Entresemana| El gansito feo…
El gansito feo…
Por: Moisés Sánchez Limón
¿Se convertirá en cisne o quedará en el “¡recuérdame!”?
No, no es broma.
Usted dirá lo que quiera pero, guardada la distancia y sin querer queriendo, caído de la nube en que andaba, el licenciado presidente ha entrado en la soberana victimización, de cierta analogía con el personaje del famoso cuento del danés Hans Christian Andersen y, despojándose de la dura piel del pejelagarto, se asume con el oscuro plumaje del pato. Pero es un ¡me canso ganso!
¿Será Su Alteza Serenísima símil del patito que, amén de feo –aunque se siente carita–, más grande y torpe –por sus actos lo conoceréis– que otros plumíferos de su catadura lucha denodadamente para que el pueblo bueno lo recuerde como el cisne soberano en que se transforma?
Pues, sí, pero resulta que es ganso y ganso será en el tránsito de la historia patria. ¡Me canso, ganso!
Porque, usted estará de acuerdo, una vez entrado en la cuenta regresiva de su mandato y cuando todo lo prometido en campaña, la larga campaña en pos de la Presidencia de la República, es deuda porque los recursos para sectores vulnerables han corrido por el ducto financiero que privilegia a las obras imaginadas como magnas para llevarlo a las páginas de la historia patria.
¡Ah!, Andrés Manuel I, el grandilocuente de las mañaneras que juega con los tiempos del México de ayer y antier para desplegar sus conocimientos que lo instalan en el espejo de los héroes que nos dieron patria. Ahí como el Benemérito de las Américas, don Benito Juárez García, o el Apóstol de la Democracia, Francisco Ignacio Madero González. Y de ahí en adelante.
Sí, señoras y señores, El Duce Andrés Manuel López Obrador juez y verdugo, dueño del poder en México de norte a sur y de frontera a frontera, que pretende pasar a la historia como salvador de la patria y tejedor del milagro de borrar a la corrupción hasta de los diccionarios, porque “el del pañuelo blanco, ahora le dicen…” , que agita en vivo y a todo color frente a sus fans que, ni hablar, han disminuido en un promedio de 10 puntos hasta ubicarlo, ¡válgame Dios!, debajo de la línea de 50 por ciento.
Pero quiere ser cisne, aunque es auto declarado ganso más que peje pero no lagarto. ¡Ja!
Y niega ser misógino y su staff le armó, el meritito Día Internacional de la Mujer, toda la parafernalia en busca de un mentís con esa foto en la que, tipo galán de película de Juan Orol, aparece rodeado de mujeres militantes y simpatizantes de Morena, comprometidas de hueso colorado con la 4T.
Sí, pues, pero he ahí que acusa a las feministas de estar controladas por los conservadores, a los que califica hipócritas porque ahora son feministas. Y luego, con esa su sui generis caballerosidad se ríe de la colega Azucena Uresti y acusa sin pruebas, sin nombres, porque son sus datos.
“(…) Porque también de este tipo de comentaristas de radio, de televisión, está lleno México, no hay de otros, todos tienen esta misma concepción y reciben consigna o están al servicio de grupos de intereses creados.
“Sí hay una prensa distinta, medios de información distintos, pero es minoritaria, en las grandes empresas de la información domina esto”, acusa y luego pregunta al DJ Chucho Ramírez:
“¿No tienes el audio?”
Pero, pero…
Se victimiza:
“Enfrentamos –se queja–la pandemia, ahora enfrentamos la crisis de esta guerra porque no permitimos la corrupción, porque no hay privilegios fiscales y porque estamos ayudando a la gente pobre, no estamos permitiendo que el presupuesto, que es dinero del pueblo, se lo roben unos cuantos. A robar a otra parte, ya se terminó eso en México”.
No se ría, es la voz del presidente patriota, un casi niño héroe entrado en años, dispuesto al martirio y que le quemen las plantas de los pies como a Cuauhtémoc. Porque…
Y va contra los mismos, sus mismos clientes. Y recita:
“Pero es como López-Dóriga, como Ciro, como Loret de Mola, el Reforma, El Universal, etcétera, etcétera, más los periódicos de Estados Unidos, el Washington Post, el New York Times, el Wall Street Journal, el Financial Times, El País.
“(…) están mostrando que son medios que defienden a grupos de intereses creados y que están en contra de gobiernos (mi gobierno, se entiende) que buscan combatir la corrupción y ayudar a los pobres. Son medios de la oligarquía, para decirlo con claridad, los de aquí y los de allá.
“Si ustedes ven a New York Times, al Washington Post, al Wall Street Journal, al Financial Times, El País, de España, todos iguales.
“¿Qué defienden?
“Pues a las empresas extranjeras que hacían su agosto, que venían a robar, a saquear, eso es lo que defienden y es lo mismo aquí.
“¿Qué defienden o por qué están en contra de nosotros? (¿De nosotros?, pregunta la mosca al buey arando).
“Porque ahora los potentados tienen que pagar impuestos, que no pagaban, aunque parezca increíble. Las empresas más importantes, los bancos más importantes no pagaban impuestos, les condonaban los impuestos”.
Sí, la misma letanía de los últimos tres años. Y en todas, pero todas la mañaneras están presentes sus fantasmas, los que le comentaba en la pasada entrega de entresemana: conservadores y neoliberales, golpistas y fifís, los que, dice, están enojados porque perdieron sus privilegios, porque con la 4T se les acabaron los negociazos, sí, pero ahora los hacen personajes que irrumpieron en espacios de poder en el gobierno federal, éstos que no son basura barrida de arriba para abajo.
Y niega las evidencias, las pruebas que le presentan en la prensa con cifras, con datos y declaraciones de cómo, por ejemplo, devastan la selva en la ruta del Tren Maya y sus miles y miles de árboles frutales y maderas preciosas, que repondrían a los talados, simplemente no aparecen.
–Pero entonces, ¿esto no afectará, terminarán (el Tren Maya) de acuerdo a los plazos programados?—preguntó una colega al licenciado presidente, en la mañanera.
–Sí, sí—atajó Su Alteza Serenísima y enderezó la enésima victimización del Patito Feo en la mañanera:
“Los adversarios nuestros van a estarnos poniendo obstáculos. Yo recuerdo que cuando inicié, que era jefe de gobierno, el segundo piso lo tuvimos que hacer a pesar de los amparos. El finado Burgoa, un gran abogado, pero con una postura conservadora, promovió un amparo, no quería el segundo piso; y un partido que no voy a mencionar, pero que ya ustedes se imaginan, conservador, hizo lo mismo; y el Reforma en ese entonces. Y salimos adelante. Y luego que nos criticaban por los segundos pisos, terminaron copiándolos en todos lados.
“Entonces, ya tenemos pues una experiencia de cómo enfrentar al conservadurismo, que quisiera que nos fuera mal. Está como ayer Joaquín López-Dóriga ¿no?, esperando que hubiese enfrentamientos. Esta conductora, Susana Uréstegui (Azucena Uresti)…”
Sí, Su Alteza Serenísima que es capaz de declarar a Ertic, periodista holandés, que hay sana distancia con el gobierno de Austria porque se rieron de la escritora e historiadora Beatriz Gutiérrez Müller cuando pidió al presidente austriaco le prestara el Penacho de Moctezuma para exhibirlo el año pasado al cumplirse 500 años de la caída de la Gran Tenochtitlán.
Nervioso más que sus opositores y los periodistas a quienes estigmatiza un día sí y otro también.
Vaya con el licenciado presidente que se asume feminista y tiene esqueletos de su misoginia bajo la alfombra. ¿Recordado como soberano cisne negro? Nada, nada, anda nervioso, se desbarranca del top ten y no descarte que, en el sexto informe, el 1 de septiembre de 2024, se enjugue una lágrima y, cual gansito, pida al pueblo bueno: ¡recuérdame! No se ría, esto es serio. Digo.
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