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Opinión| No todos los caprichos se cumplen

No todos los caprichos se cumplen

La ausencia de AMLO en la Cumbre de las Américas

Por: Luz María Sánchez S.

Capricho o no, el poder presidencial invariablemente se percibe, se impone en el país y los mandatos se cumplen a pie juntillas, pero fuera de Palacio Nacional, la realidad es otra y no se pueden exigir condiciones a otras naciones.  

Durante semanas, el Presidente López Obrador se instaló en una posición controvertida e inamovible y desde la comodidad de sus conferencias matutinas azuzó, una y otra vez, al gobierno de Washington para exigir un cambio de timón a fin de que la Cumbre de las Américas rompiera su perfil e invitara a tres mandatarios latinoamericanos, hoy por hoy, repudiados por la comunidad internacional como los dictadores del continente. Pero al final el capricho del habitante de Palacio Nacional no se cumplió.

En los primeros días de mayo, desde tierras cubanas, se engalló y frente a su gran amigo el presidente Miguel Diaz Canel, el mandatario mexicano ya lanzaba abiertamente su exigencia y protestas en contra de una política de exclusión, al reclamar la asistencia a la Cumbre de las Américas, de Cuba, Venezuela y Nicaragua, con la amenaza de que él no acudiría si no se respetaban sus condiciones.

Nunca antes en la historia moderna de las relaciones diplomáticas de México, se había mostrado una posición tan intransigente y beligerante a nivel internacional por una visión unilateral del presidente en turno, lo que provocó tensión y desconcierto durante varias semanas en las esferas de gobierno de Estados Unidos, que a su vez, mantuvieron cierta serenidad para finalmente determinar que en la lista de invitados no estarían los presidentes Nicolás Maduro de Venezuela, Daniel Ortega de Nicaragua y Miguel Díaz Canel de Cuba.

López Obrador estiró la liga hasta el final y, aunque él mismo lo preveía, no se cumplió su capricho. Espero el fin de semana de las elecciones en seis estados del país, que le dieron la tranquilidad política interna que necesitaba para lanzarse nuevamente con fiereza en contra de la decisión del Presidente Joe Biden, a quien dice apreciar, pero no entender, por excluir de la famosa Cumbre a sus amigos, mandatarios de países que están viviendo una severa crisis democrática y de violación de derechos humanos. “Informar al pueblo de México que no voy a asistir a la Cumbre. Va en mi representación y la del Gobierno, Marcelo Ebrard. Y no voy a la Cumbre porque no se invita a todos los países de América. Y yo creo en la necesidad de cambiar la política que se ha venido imponiendo desde hace siglos: la exclusión”.

Y aunque aseguró que “no puede haber Cumbre de las Américas si no participamos todos los países del continente americano”, la reunión en los Ángeles, California no se detuvo, aún con la ausencia del Presidente mexicano quien, por cierto, confirmó su reunión en Washington con el Presidente Biden en el mes de julio, así lo dijo: “Voy a ir a verlo a la Casa Blanca y quiero tratar con él, el tema de la integración de toda América”.

Reacciones hasta en programas de comedia

El rechazo del presidente mexicano a la Cumbre de las Américas causó diversas reacciones no sólo en la Casa Blanca si no que hubo fuertes acusaciones y descalificaciones de legisladores republicanos. Es más, su decisión de no asistir fue motivo de bromas en programas de comedia tan famosos como el de “Jimmy Kimmel Live”, quien resaltó que su ausencia “fue un duro golpe para Estados Unidos, pues se suponía que el presidente mexicano tenía una misión especial: era el encargado de llevar el guacamole”.

Más allá del chiste, el ambiente político del vecino país sí se ha enrarecido en vísperas de la Cumbre, pues se dispararon todo tipo de reacciones. La Casa Blanca a través del vocero del Departamento de Estado, Ned Price, optó por un discurso conciliador, ante el claro boicot del presidente mexicano, al señalar que «Tendremos la oportunidad de reunirnos con el canciller Ebrard y hablar con él en el marco de la cumbre. Nos complace tener una relación con México que es amplia y profunda. Y seguiremos teniendo, varias ocasiones para comprometernos con nuestros vecinos mexicanos, no solo en esta cumbre sino en el futuro».

El senador Bob Menéndez, presidente del Comité de Relaciones Exteriores del Senado, afirmó que se unía “a aquéllos crecientemente preocupados por la decisión del presidente López Obrador de pararse junto a dictadores y déspotas en lugar de representar los intereses del pueblo mexicano en la cumbre”.

Y lo que más caló en las esferas públicas y medios de prensa en la Unión Americana fue el mensaje, vía twitter, del senador republicano, Marco Rubio, quien se refirió al mandatario mexicano, sin mencionarlo, pero sí con la publicación de una fotografía de él: “Me alegra ver que el Presidente mexicano, que ha entregado secciones de su país a los cárteles de la droga y es un apologista de la tiranía en Cuba, de un dictador asesino en Nicaragua y de un narcotraficante en Venezuela, no estará en Estados Unidos esta semana”.

Fiel a su estilo, López Obrador molesto y más iracundo ha dedicado largo tiempo a responder y justificar, su decisión de no asistir a la Cumbre de las Américas, insistiendo en sus argumentos de política exterior y respeto a la soberanía de los pueblos. “Son tiempos de definiciones, entonces entiendo perfectamente al presidente Biden. es una persona buena, yo lo apoyo a él, tan es así, que le mande a decir, que no por mi ausencia se va a interpretar de que estoy ayudando a los del partido republicano, no, no. de ninguna manera y cada vez voy a hacer más claro…”

Un error y una imagen desdibujada de México

La cerrazón o el capricho del Presidente López Obrador dejará una imagen desdibujada y de desconfianza en el entorno de las relaciones de América Latina y con Estados Unidos, pues la defensa por la integración no tendrá eco en los participantes, por más esfuerzos que haga el Canciller, Marcelo Ebrard.

Voces diplomáticas como la de los ex embajadores de México en Estados Unidos, Martha Bárcena y Arturo Sarukhan, señalaron que la ausencia del presidente mexicano es un error táctico, porque nadie podrá retomar e interpretar su discurso como él, pues abandonó la posibilidad de haber impulsado la integración de todos los países que tanto ha defendido y esta posición si lastima las relaciones bilaterales con nuestro principal socio comercial.

Con la bandera puesta y la firme disposición de defender, como sea, el beligerante discurso presidencial, el canciller Marcelo Ebrard acude a Los Ángeles, California con la justificación de que la decisión de López Obrador “no es sorpresa, es consistencia” y, que ésta no afectara la relación con Estados Unidos.

Equivocación o no, una vez más México dará la nota internacional y aunque en la diplomacia se mantiene la mesura para señalar que las relaciones con la Unión Americana son inalterables, hay varios frentes abiertos con el país vecino, que podrían estallar en lo económico, comercial, migratorio, ambiental o de seguridad nacional, entre muchos otros.

No apostemos al supuesto éxito de un encuentro privado entre Joe Biden y Andrés Manuel López Obrador, en julio próximo, porque sin duda, habrá una obligada negociación, que México tendrá que aceptar, quiera o no. Aquí, tampoco se concederán caprichos.

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