Por: Rosalinda Cabrera Cruz
Se terminaron las vacaciones de invierno, las primeras del ciclo escolar. Para el próximo lunes 8 de enero estarán volviendo a clases miles de niñas, niños y jóvenes, así que todo está siendo preparado para un buen retorno a las aulas.
Por lo pronto, desde esta semana el personal administrativo y académico de la UMSNH regresó a sus actividades; el estudiantado del nivel medio superior, de las distintas facultades y posgrados, regresarán en su totalidad a partir del 15 de febrero y hasta el 23 del mismo mes.
Y así como se retorna a las escuelas, hay quienes regresan a las calles, por lo que ya se advirtió que aquellos jóvenes normalistas en Michoacán que realicen desmanes en las manifestaciones u otros eventos donde hagan acto de presencia serán dados de baja conforme a los procedimientos correspondientes; esto lo dijo la titular del Instituto de Educación Media Superior y Superior de Michoacán, Mariana Sosa Olmeda, apoyada en que ya se dio la expulsión de 5 normalistas de escuelas en Michoacán debido al secuestro de recintos educativos, saqueo de camiones con productos, además de la retención de otros vehículos, acción que se puede considerar como delito. Esperemos que esta fuerza de la declaración se vea reflejada en los hechos.
Otra movilización que ya dividió opiniones es la que se está dando en la Escuela Secundaria Popular Felipe Carrillo Puerto, donde existe la amenaza de desalojo del edificio ubicado a espaldas del Colegio de San Nicolás, en el cual han estado desde hace 47 años. La institución nació cuando un grupo de egresados de la UMSNH y de otras instituciones desarrollaron un proyecto de educación popular dirigido a jóvenes de colonias marginadas y expulsados de otras instituciones.
Al parecer este proyecto ya no es del interés de la rectora Yarabí Ávila, más administradora que académica, quien argumentando que no existe papel alguno que sustente el proyecto, consideró que los jóvenes que estudian en el lugar deben irse ahora que está en pleno plan de expandir y embellecer la Casa de Hidalgo.
Aunque existe un fallo legal que justifica el desalojo, no es menos cierto que la escuela ha cumplido con su función inicial durante medio siglo, así que la comunidad escolar de la secundaria ha tachado como arbitraria la medida, además de considerar que es una falta de conciencia y diálogo por parte de las autoridades universitarias y del gobierno del estado y no les falta razón.
Claro que el gobierno del estado está apapachando a la rectora, quien ha pedido a la secretaría de Educación que regularice el tema, porque puede parecer injusto que se quite el inmueble a esta escuela, pero también es verdad que el inmueble es la UMSNH y esta dice requerirlo para ampliar la infraestructura del Colegio de San Nicolás donde ya que no caben los alumnos de la preparatoria 1, algo que también es cuestionable, porque mientras el Colegio de San Nicolás está saturado, en el resto de sus planteles de bachillerato les faltan alumnos.
Si bien la parte legal ampara a la Casa de Hidalgo (y habría que recordar que la justicia no siempre es justa), la que se esgrime humanista, resulta cruel que quienes vayan a pagar los platos rotos por falta de acuerdo sean precisamente los jóvenes que requieren de apoyo para seguir estudiando.
Eso sí, resulta una contradicción que la Nicolaita, que ha sufrido de estrecheces económicas hasta para pagar los sueldos, ahora está tirando la casa por la ventana para ampliar sus instalaciones hasta con una alberca olímpica, que va a costar 32 millones de pesos (y que lo más seguro quede como un elefante blanco), pero no puede ceder un pequeño espacio de sus instalaciones a una escuela de niños necesitados, contradictorio en verdad. Y hasta aquí por hoy…
