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Silencio ante la veda electoral ¿Lo cumplirá?

¿Silencio ante la veda electoral ¿Lo cumplirá?

Por: Luz María Sánchez S.

Se lo propuso y lo logró. Contra viento y marea sin importar insultar, reclamar y presionar a las autoridades e instituciones, el proceso de la Revocación de Mandato va y al Presidente se le cumplió su mayor capricho: llevar a millones de mexicanos, el próximo 10 de abril, a una elección que muchos no entienden y otros ni siquiera desean. Un juego perverso en el que un sólo participante lleva las de ganar, es decir, el Primer Mandatario convertirá este proceso en una ratificación para mantenerse en el cargo y alimentar su propio ego. Una fiesta que le costará al país 3 mil 830 millones de pesos. 

Pero no conforme con este capricho, tras la publicación de la Convocatoria para la ratificación, ahora dice desconocer los alcances de la veda electoral, de un silencio obligado. Por ello, pidió que “las instancias judiciales nos aclaren qué podemos y qué no podemos informar porque existe el concepto general de propaganda y pues todo lo que tiene que ver con el gobierno de una u otra forma todo lo que hace puede considerarse propaganda”.

¿Cómo? Ahora resulta que, siendo gobierno, no comprende los alcances de la veda electoral, cuando -desde la oposición en 2007-, su propio partido, el entonces PRD, avaló endurecer en el marco de la reforma electoral, las restricciones para el ejercicio gubernamental, cuando se trate de elecciones y así garantizar la equidad.

Es decir, el inquilino de Palacio Nacional va por otro capricho, pues no conforme con exigir que se cumpliera una elección para la revocación del mandato que en realidad será para su ratificación, ahora se queja y se resistirá a guardar silencio, si lo suyo es la provocación. Por supuesto, no renunciará a su púlpito matutino para seguir acaparando las pantallas con su conferencia diaria. Si no es para denostar al Instituto Nacional Electoral (INE), enemigos no le faltarán para ofender y desacreditar, porque el único capaz de juzgar a los demás es él. Y así seguirá adoctrinando y haciendo apología de su obra de una supuesta transformación.

Si no sabía de la veda electoral, entonces parece que sí se dio un tiro en el pie, porque en términos legales, la veda se define como el silencio electoral o jornada de reflexión. Es el lapso durante el cual rigen una serie de prohibiciones legales vinculadas a la propaganda política, que se aplican cuando hay elecciones.  

La Ley Federal de Revocación de Mandato que se publicó hace escasos cinco meses, promovida por sus legisladores de la mayoría morenista, señala en su artículo 33, que “durante el tiempo que comprende el proceso de revocación de mandato, desde la emisión de la Convocatoria y hasta la conclusión de la jornada de votación, deberá suspenderse la difusión en los medios de comunicación de toda propaganda gubernamental de cualquier orden de gobierno. Y qué los poderes públicos, los órganos autónomos, las dependencias y entidades de la administración pública y cualquier otro ente de los tres órdenes de gobierno, sólo podrán difundir las campañas de información relativas a los servicios educativos y de salud o las necesarias para la protección civil».

Y aunque a partir de 4 de febrero, se inició oficialmente la veda electoral, hay inconsistencias de lo que debe o no hacer el Ejecutivo Federal, porque la transmisión de las conferencias matutinas no se ha suspendido. Sigue siendo el programa de mayor audiencia en televisión y redes sociales. Sin embargo, se percibe el enojo del propio Andrés Manuel López Obrador, quien, a falta de información de sus grandes obras como el aeropuerto de Santa Lucía, la Refinería de Dos Bocas y el Tren Maya, se tiene que enfrentar a una de las crisis mediáticas más graves de sus tres años de gobierno, que lo han bajado de la cúspide de las encuestas: el escándalo de la casa de Houston, aparentemente rentada por su hijo mayor. Un tema que él mismo se ha encargado de enrarecer más, porque en lugar de informar con seriedad y deslindarse, -si es que puede-, atiza más la hoguera con frases populares como la de “lamentablemente los hijos de uno tienen que pagar por lo que hacen sus padres”. Y no han sido suficientes sus insultos, sus quejas y sus llamados a enardecer las redes sociales en contra de los medios, acusándolos de emprender campañas en contra suya. Sigue reclamando reflectores, pero ahora sí, la ley deberá restringirlos.

Aún se desconoce cuál será la reacción de su gobierno, si se apegará al marco legal que exige la veda electoral, porque él no conoce la mesura y podría arrastrar a los concesionarios de la radio y la televisión a difundir sus mensajes a costa de ser sancionados con millonarias sumas de dinero.

Del 4 de febrero al 10 de abril, es un largo periodo. ¿El Presidente soportará tanto tiempo de silencio? o ¿estará dispuesto a enfrentar las sanciones que correspondan de acuerdo con lo que determiné el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación?

Difícil decisión de un Presidente que no conoce los límites y que ostenta un poder que jamás imaginó, pero que podría topar con la verdadera aplicación de la ley y, de rebelarse, se enfrentará cara a cara con el árbitro de la elección: el INE, que él mismo ha convertido en su peor enemigo.

@lms_lucero

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