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YO CAMPESINO/¿Integridad u obediencia?| Encinas, como lo ordena el ganso, asume culpa y ridículo por “investigación” Ayotzinapa

Encinas, como lo ordena el ganso, asume culpa y ridículo por “investigación” Ayotzinapa

Por: Miguel A. Rocha Valencia/Índice Político

 “Tu haz lo que debas hacer, si te descubren échate la culpa y quédate callado”. Esa es la consigna que el ganso le ordena a sus seguidores. Así lo hicieron antes Bejarano, Imaz y Gustavo Ponce, hoy lo cumplen sus hermanos Pío y Martín, y así actúa en el caso Ayotzinapa Alejandro Encinas, quien como los anteriores, al final saldrá “raspado” pero impune.

Porque es un “hombre íntegro” dijo el mesías tropical, quien le reiteró toda su confianza a pesar de ser desmentido en sus teorías por el Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes quienes desacreditaron totalmente las cerca de 450 captura de pantalla de whatsapp presentadas como “nuevas pruebas” para fundamentar la “nueva verdad histórica del caso Ayotzinapa”.

Y aquí si ni modo, Encinas Rodríguez, como ordena el patrón, se traga los sapos, críticas y hasta advertencias de los militares inculpados en las “nuevas investigaciones” que incluso propiciaron ordenes de aprehensión contra 20 militares y abrieron las sospechas sobre los actuales titulares de Marina y Sedena.

Todos saben que tras esas “investigaciones” que incluso tienen en la cárcel al procurador General de la República, Jesús Murillo Karam, está la mano vengadora del profeta de la 4T e incluso los de verde, tienen sospechas fundadas de que él ordenó que se les inmiscuyera en las responsabilidades si se parte del principio del propio machuchón de que “nada pasa sin que el presidente lo sepa”.

Tampoco se pudo lanzar el todopoderoso contra los integrantes del GIEI que por voz del abogado chileno Francisco Cox, dijo que no se puede comprobar la veracidad de las “pruebas” donde se encontraron inconsistencias y que al final, no significan nada para conformar una nueva verdad histórica.

Este dicho fue avalado por los demás integrantes del Grupo: Alejandro Valencia, abogado experto en defensa de Derechos Humanos de Colombia, lo mismo que Ángela María Buitrago, la guatemalteca Claudia Paz y Paz, jueza experta en derecho penal y Carlos Martín Beristáin, médico y doctor en sicología español, quienes realizan sus propias investigaciones para determinar cómo ocurrieron los hechos de la noche del 26 y madrugada del 27 de septiembre de 2014 y que marcaron la administración de Enrique Peña Nieto.

Como en todos los demás casos, en especial de corrupción comprobada de la pandilla de cuatroteros, el caudillo de Tepetitán sale al rescate, los cobija con la impunidad de su dicho y asegura que todos son honorables y dignos de toda su confianza. Y cómo no, si obedecen fieles con la guarda de silencio aceptando la culpa del robo o el yerro, sabedores que más allá del descrédito social, nada les pasará y obtendrán su recompensa en el cielo de la 4T.

Ahora, según dicen, se ahondará en las investigaciones, pero siempre bajo la tutela del tlatoani olmeca para quien nadie puede tener autonomía de acción, por lo que tanto procedimientos, indagatorias y resultados deben pasar por sus manos para darles validez o rechazarlos. Eso quedó bien claro.

De ahí la desconfianza de los jerarcas de verde olivo para quien nada escapa y no se van a tragar aquello de una equivocación o fallo de Alejandro Encinas, quien irá al limbo del olvido por una temporada mientras pasa el temporal.

Saben que antes de sacar la “nueva verdad”, el comandante en jefe se enteró que se implicaba a militares de mediano o alto calado y sólo un tonto no abriría sospechas sobre los de alto rango que en su momento participaron directa o indirectamente en los hechos donde “desaparecieron” los 43.

Este asunto no se cierra, abona al cúmulo de mentiras dichas o creadas desde la hoguera de Palacio Nacional y donde esta vez tocó chamuscarle las barbas a Alejandro Encinas, quien carga la culpa de ese amago por exhibir a militares y la ejecución de un nuevo acto de venganza con el encarcelamiento de Murillo Karam.

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