Adiós a los grados escolares ¿acierto o error?
Adiós a los grados escolares ¿acierto o error?
Por: Rosalinda Cabrera Cruz
La secretaría de Educación Pública lanza una nueva propuesta pedagógica, que al igual que las más recientes, ha causado profunda polémica. Ahora planea eliminar los grados escolares en México, de acuerdo con el Marco Curricular y Plan de Estudios 2022 de la Educación Básica Mexicana. Dicha propuesta consiste en sustituir los grados por “fases de aprendizaje”, que en el papel suena bien, pero que en la realidad será otra forma de manipulación política.
En el documento, ya publicado, se precisa que la transición de grados escolares será a seis fases de aprendizaje, a saber:
Fase 1, educación inicial, correspondiente a los primeros tres años de los niños; fase 2, educación preescolar, mientras que a partir de la fase 3 ya se combinarán algunos grados escolares; en la 3 se hará la equivalencia de primero y segundo grados de primaria; la 4 será el equivalente a tercer y cuarto grados; la 5 se propone el equivalente a quinto y sexto grados de primaria, para por último llegar a la 6, con el primero, segundo y tercer grados de secundaria.
Según explica la SEP en el documento, las fases de aprendizaje abarcarán la formación de las y los niños desde los 0 años hasta los 15 años. La primera fase durará un año, la segunda tres años, las fases 3, 4 y 5 durarán dos años, y la última, tres años.
¿Beneficios?
Los pedagogos de la SEP, a cuya cabeza se encuentra Marx Arriaga Navarro, actual director general de Materiales Educativos en la SEP, quien incluso ha convocado a reformar 18 libros de primaria, justifican que el cambio a las fases de aprendizaje tendrá beneficios como “dedicar mayor tiempo a procesos cognitivos, sociales, culturales que las y los estudiantes requieren para el desarrollo óptimo de sus capacidades… ofrecer a las y los estudiantes mayores posibilidades para consolidar, aplicar, integrar, modificar, profundizar, construir o acceder a nuevos saberes”, entre otras muchas propuestas.
Lo anterior no quedaría completo sin las propuestas necesarias sobre los períodos lectivos para cada fase de aprendizaje, así como propuestas para la evaluación de los conocimientos impartidos en cada fase.
Así, “motivado por este principio ético, jurídico y educativo en favor de las niñas, niños y adolescentes, el Estado mexicano se ha planteado un profundo cambio en la educación básica nacional que, sin desconocer las mejores prácticas pedagógicas del sistema educativo, propone un conjunto de transformaciones epistémicas, metodológicas, axiológicas, pedagógicas y estructurales, expresadas en el Marco Curricular y Plan de Estudios 2022 de la Educación Básica Mexicana”, señala el documento.
De ser aprobadas, estas medidas impactarán a casi 24.6 millones de alumnos y más de 1.2 millones de docentes de Educación Básica, pero hasta el momento, las autoridades educativas no han dicho cómo ni cuándo se implementaría.
Cabe mencionar que durante las últimas semanas, a raíz de la publicación del borrador sobre el marco curricular y plan de estudios de la educación básica, ha surgido una polémica entre investigadores, directivos y docentes sobre el significado de tales medidas.
Las interrogantes principales que se han puesto sobre la mesa son, entre muchas más, es si desaparecen o continúan los grados escolares, porque existe una contradicción entre ambos; por una parte se menciona que es un “tránsito”, pero por otra se aclara que la educación será dividida por fases y no niveles. Lo anterior podría implicar que esto no se hace en grados; dicho de otra forma, que se da un paso de una situación a la otra. Esta noción genera duda e incertidumbre y, con ella, múltiples respuestas e interpretaciones que se brindan desde los contextos particulares de cada lector a partir de su conocimiento, experiencia, labor, especialidad o grado académico.
Para muchos investigadores y expertos, las “fases” deben ser entendidas como un proceso de enseñanza-aprendizaje que cuenta con las mismas metas y contenidos educativos para cada una de ellas, siendo que sí existen grados cuya diferencia se encuentra en ciertos procesos que se atienden según la edad, posibilidad, desarrollo y nivel de aprendizaje de los niños, niñas y adolescentes, así como el contexto y las condiciones de la escuela, tal y como se realiza en Finlandia.
Desde esta conceptualización, y dependiendo de la cantidad de estudiantes por escuela y la existencia de maestros, pueden presentarse varias opciones: salones de clase de tres años (preescolar) o dos (primaria) en los que se trabaja con estudiantes de grados diferentes y consecutivos con el mismo currículo en un solo salón, o bien, aulas en las que existe sólo un grado escolar y un docente que responde a la fase que se le adjudica.
En otras palabras, lo que se re organiza es el currículum y con ello los grados en fases que se aplican en salones de clase que pueden estar integrados o no, dependiendo de los contextos particulares de las escuelas con una flexibilidad que trae como consecuencia una gran diversidad en las formas de atención.
Para una interpretación más clara, surgida desde una visión pedagógica estricta, los cuatro elementos básicos del diseño de la propuesta curricular podrían aclarar lo que se entiende por las fases. Estos elementos son: campos formativos, que incluyen contenidos con diálogos que son iguales para los grados que se abordan en cada fase, y las progresiones en aprendizajes que sí se modifican año con año, impulsando con ello un avance gradual a lo largo de toda la educación básica. En este contexto, podría decirse que el cambio estaría en la observación de metas comunes por fases con procesos diferenciados por grados.
En concreto, el “tránsito de los grados a fases” no es una discusión sin importancia, nimia; no es desinformación. Se encuentra dentro de la complejidad epistémica de la propuesta, o sea, desde dónde se observa y cómo la construcción del proceso educativo incluye los fines que persiguen, cómo los logra y cómo se sabe que se ha llegado a la meta.
Algunas reacciones
Para la Coparmex, los cambios al modelo educativo son más ideológicos que pedagógicos, porque reordena las actividades escolares sin un diagnóstico profundo. La Confederación Patronal de la República Mexicana advirtió que los cambios realizados por la SEP al Plan y Programas de Estudio 2022 y al modelo educativo de la primaria y secundaria tienen más tintes de manipulación ideológica.
El organismo empresarial consideró que los planes de estudios de los niños y niñas deben actualizarse y reformarse con base en procesos que contribuyan a la construcción de un mejor país, a juicio de José Medina Mora Icaza.
De igual manera, consideró que el nuevo modelo educativo llega en un momento donde la pandemia de COVID-19 no puede ser un pretexto para justificar los graves problemas en el sistema educativo, que tiene como uno de sus más grandes retos el regreso a las aulas de 3 millones 656 estudiantes que no lo han hecho a la fecha.
Al respecto, el doctor Juan Carlos Olmedo, investigador del Instituto Tecnológico de Monterrey, subrayó que el proyecto de la SEP debe enfocarse en favorecer el desarrollo cognitivo de niñas, niños y adolescentes para generar una mejora tangible en el aprendizaje.
Y añadió que “es necesario un proyecto en el que quede claramente establecido el desarrollo cognitivo que se está esperando de niñas, niños y adolescentes en cada una de las fases, qué se está esperando en fases de desarrollo cognitivo, de generación de conocimiento y aprehensión de habilidades, todo eso junto es lo que nos podría decir si está generándose un proyecto integral de alcance de una mejora significativa en el aprendizaje o no se está haciendo”.
El especialista en educación recalcó la importancia de crear un proyecto educativo sólido que genere beneficios para estudiantes, docentes y padres de familia para que de esta manera se deje de manera paulatina décadas de retraso en la educación.
Categórico, dijo que “La educación es un botín político y cada sexenio cambiamos de proyecto educativo, le ponemos diferente nombre a las cosas, pero seguimos hundidos más o menos 30 años en los mismos niveles de aprendizaje”.
Lavado de cerebro a través de libros de texto
La intencionalidad de los cambios en el sistema educativo mexicano es más que evidente, porque no se hará únicamente a través del cambio en los mapas curriculares, sino también en los materiales que serán usados para la enseñanza.
Es lógico pensar que todo niño recibe influencias culturales dependiendo del lugar donde crece, por lo que también es lógico intuir que su pensamiento será intervenido desde que nace a través de su círculo familiar o social. Inicialmente estarán presentes en su formación sus padres, pero luego entrarán tutores, profesores y otros adultos que conforman el círculo en el que se desarrollará.
Pero es preocupante no ver, o no querer ver, que iniciarlos activamente en la vida política a una edad donde aún no consiguen la madurez para adoptar posiciones con un grado aceptable de libertad personal, no es otra cosa que querer usarlos y adoctrinarlos para los fines de los adultos que propugnan esa politización.
Ahora resulta que bajo los lineamientos de la Cuarta Transformación (4T) y ante una evidente falta de liderazgo por parte de la secretaría de Educación Pública (SEP), una facción radical (que durante años ha pugnado por ello), ahora está decidida a tomar por asalto la elaboración de los libros de texto gratuito que cada año llegan a pupitres y hogares de 20 millones de niños en todas las escuelas primarias, públicas y privadas del país.
Los contenidos que ahora se propone imponer son cuestionables, tal como ya lo dejan ver diversas organizaciones y grupos de académicos, que han puesto de manifiesto que desde lo oscurito la 4T sigue el plan de imponer a los niños de primaria un proyecto de adoctrinamiento a su medida, algo que se ha venido fraguando desde inicios del actual gobierno por un equipo radicado en dos ámbitos: el Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México (INEHRM) y la Coordinación de la Memoria Histórica y Cultural de México.
Son políticos no educadores
La manipulación de los contenidos de los libros de texto está encabezada por el polémico funcionario menor Marx Arriaga Navarro, actual director general de Materiales Educativos en la SEP, que ha convocado a reformar 18 libros de primaria. Lo relevante de esta persona, otrora anónimo funcionario de tercer nivel (con nula trayectoria pública y administrativa), son sus meteduras de pata en la Dirección General de Bibliotecas y actualmente en su actual cargo.
Conforme a lo que ha trascendido a través de quienes se han arriesgado a protestar, es que los nuevos libros, que se pretendía fueran usados a partir de este ciclo escolar 2021-2022 (pero que por ahora están en el limbo), fueron elaborados en oficinas del INEHRM, y que en principio se hicieron ajustes puntales a los textos de historia para cuarto, quinto y sexto grados de primaria, quedando los trabajos en pausa por un tiempo, a la espera de las condiciones propicias para lanzar los radicales cambios, cuando a la cabeza de la SEP estuviera alguien propicio a esto.
De nada valió que en las propias áreas de la secretaría existieran comités especializados, encargados de validar los planes de estudio y sus herramientas, cuya labor es precisamente evitar el riesgo de que sean introducidos a los textos que los niños tendrán en sus manos criterios ideológicos.
No se puede menos que pensar que uno de los factores más inquietantes de los radicales cambios en los contenidos de los libros de texto es el uso de la figura de la señora Beatriz Gutiérrez, esposa del presidente, dado que el antes mencionado Arriaga Navarro fue sinodal en su examen de doctorado. Y ella misma es miembro honorario de la citada coordinación de la Memoria Cultural e Histórica de México.
Otras manos negras aquí presentes son las de la secretaria de Educación, Delfina Gómez, y la subsecretaria de Educación Básica, Martha Hernández Moreno. La actual responsable de la política educativa del país fue maestra de primaria en Texcoco entre 1980 y 2000, donde encontró el campo propicio para saltar a la élite política de esa zona del país.
Lo que ahora se espera en este proceso de “revisión y adecuación” de los libros de texto, hará parecer un chiste el manoseo de los mismos durante los gobiernos de Carlos Salinas, Ernesto Zedillo y Felipe Calderón, episodios que concluyeron con millones de libros tirados a la basura, dejando vigentes muchos de los textos usados en décadas anteriores.
Un rediseño muy polémico
La nueva etapa del libro de texto, desde su instauración en 1959, se enfrenta a una situación sumamente delicada, de frente a la pandemia y con los niños recién saliendo de hacer trabajo académico desde casa, por lo que debería estar definido como un instrumento necesario e imprescindible sujeto a valoraciones técnicas-científicas rigurosas de verdaderos especialistas. No obstante, la premura con la que se están elaborando (menos de seis meses) tal parece que busca la glorificación del sistema que hoy se impone y de cargar hacia la izquierda muchos de sus contenidos.
En concreto, la iniciativa es la de rediseñar 18 libros de texto gratuito de diferentes grados de educación primaria, textos que van desde tercer al sexto año en diversas disciplinas, entre los que destacan el español, las ciencias naturales, geografía e historia.
De acuerdo con la convocatoria emitida hace dos años, se llamó a profesionales en educación, incluso docentes jubilados, para integrar doce grupos de trabajo. Cerca de dos mil 300 personas han sido voluntarios en el rediseño de los libros tan sólo con una capacitación de tres días a través de videos informativos.
El proceso indica que, a través de seis etapas, el rediseño pretende concluir los contenidos de los textos para echarlos adelante y ser estrenados en el siguiente ciclo escolar 2022-2023, junto con el nuevo modelo educativo por fases.
Ni duda cabe que han sido muchas las generaciones que han sostenido su educación gracias a estos textos, y no es menos cierto que estos materiales fueron blanco del capricho político e ideológico del gobernante en turno, haciendo de la educación una de las principales vetas de adoctrinamiento con marcados sesgos que, por un lado, pretenderían poner la historia de México a favor de los detentadores del poder, inoculando en la mente de los niños la verdad de forma parcial convirtiendo a los textos en instrumentos sexenales, no en herramientas educativas.
Las señales están dadas y la experiencia del pasado lo deja de manifiesto. Los libros de texto han estado y siempre estarán de rodillas, como ahora, que se encuentran a merced de la pretendida Cuarta Transformación.