Investigaciones

Fortalecer la CONABIO

No se conocen respuestas directas y claras a estas y otras preguntas, ni se han presentado argumentos sólidos para promover esos cambios administrativos.

Por: Enrique Provencio D/México Social

La CONABIO (Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad) está cumpliendo 32 años, y es una de las instituciones mexicanas más exitosas y pertinentes. Atiende uno de los temas clave para tener un futuro más seguro y sustentable, y opera como bisagra entre la ciencia y la información con las políticas públicas, en los temas de la protección y aprovechamiento de los ecosistemas. Es un organismo que desde se consolidó como referente internacional en su tema.

Sin embargo, tiene sus días contados bajo el diseño que hizo posible sus logros, pues el Presidente de la República tiene preparado un decreto para convertir a la CONABIO en una unidad coordinadora y una dirección general de la SEMARNAT. Con esto culminaría un proceso de debilitamiento que lleva ya cinco años, y que fue minando las capacidades de trabajo de esta Comisión, que fue promovida por el Dr. José Sarukán, quien la dirigió durante varios años, y que tuvo que dejar esa responsabilidad pública en 2022.

En ocasión del 30º aniversario de CONABIO, escribí aquí en México Social el 6 de mayo de 2022 https://www.mexicosocial.org/30o-aniversario-de-la-conabio/ sobre la relevancia de la institución y la necesidad de fortalecerla, por su importancia en el desarrollo y el bienestar de la sociedad, y porque la pertinencia de su modelo de organización y funcionamiento ha quedado demostrada por los resultados y aportes realizados.

Se trata de una comisión intersecretarial, que trabaja en coordinación con la SEMARNAT, hasta donde le han permitido, y con las demás dependencias, también con universidades nacionales y de otros países, y en una vinculación cada vez más cercana con la sociedad y sobre todo con los grupos interesados en la protección de los ecosistemas y en su aprovechamiento sustentable. CONABIO se distinguió por un ejercicio escrupuloso, eficiente y honesto de los fondos presupuestales, y por un compromiso constante con el servicio a favor del bien público.

Si ha tenido resultados tan buenos y funciona correctamente, ¿entonces por qué tanto empeño en incorporarla a la SEMARNAT, en impedir que siga operando como lo ha hecho hasta ahora? ¿Es cierto que da lo mismo que sea una comisión intersecretarial o que pase a ser una unidad coordinadora y una dirección general subsumidas en la estructura y la jerarquía de una secretaría de Estado? ¿Es irrelevante que deje de tener un mecanismo más flexible para ejercer su mandato y administrar sus recursos presupuestales?

No se conocen respuestas directas y claras a estas y otras preguntas, ni se han presentado argumentos sólidos para promover esos cambios administrativos. A estas alturas del sexenio, lo que prevalece es una pulsión de control, centralización, fusión o extinción de organismos ambientales de diferente tipo, como si estos fueran una amenaza al Estado. Ahí está de nuevo, también, la iniciativa para cerrar el Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático y el Instituto Mexicano de Tecnología del Agua, pasando sus funciones a la SEMARNAT.

Al pasar a ser una coordinación incrustada en la estructura central de una secretaría, la CONABIO no solo perdería la flexibilidad y la agilidad que le ha facilitado su funcionamiento eficiente, sino también malograría la oportunidad de contar con equipos humanos de muy alto nivel, seleccionados con criterios rigurosos de profesionalismo y desempeño técnico, y también se afectaría su reconocida habilidad para vincularse con la sociedad, con las instituciones académicas y los grupos que promueven la protección de la naturaleza.

La mayoría de los comentarios recibidos por la Comisión Nacional de Mejora Regulatoria (CONAMER) han destacado los logros de la CONABIO y la conveniencia de que mantenga su figura de comisión intersecretarial. El Rector de la UNAM dirigió el pasado 15 de marzo una comunicación al comisionado de la CONAMER, en el que le hizo ver que la propuesta “dificulta realizar de manera efectiva el trabajo intersecretarial, lo que significará un retroceso en la capacidad del Estado para abordar los desafíos ambientales … y que la toma de decisiones para el desarrollo sostenible del país se lleve a cabo de manera informada”.

¿Hay caminos alternativos entre mantener la CONABIO en su forma actual y subsumirla en la SEMARNAT? Por supuesto, y uno de ellos es la propuesta del Centro Interdisciplinario de Biodiversidad y Ambiente (CEIBA) de fortalecerla convirtiéndola en un organismo público descentralizado, que dependa de la Presidencia y cuente con una junta directiva integrada por las secretarías que ya están en la comisión intersecretarial.

Esto no tendría costos adicionales y sería una mejor opción para seguir contando con una institución tan exitosa, pero supondría dejar a un lado la fobia manifiesta contra esta comisión y abandonar la pulsión por la centralización, que se impone sobre razones y argumentos. El camino es fortalecer la CONABIO, no desfigurarla y disolverla en las arenas movedizas de la SEMARNAT.

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