La política condescendiente del presidente Andrés Manuel López Obrador con los “abrazos” a los grupos del crimen organizado en México, ya es preocupación mundial.
Los cárteles de Sinaloa y Jalisco se han extendido por todo el continente americano y han penetrado países de Europa y Asia, asociándose con grupos criminales de esos territorios. Y así como exportan droga, exportan violencia.
La ONU acaba de presentar el Informe Mundial sobre Cocaína 2023 y sostiene que una parte importante de la violencia en América Latina relacionada con el narcotráfico, se debe a la rivalidad entre los aliados locales de los cárteles mexicanos de Sinaloa y Jalisco Nueva Generación.
«El panorama criminal mexicano también es cada vez más complejo y fragmentado. Actualmente, las autoridades mexicanas han identificado nueve grandes grupos delictivos organizados que incluyen aproximadamente un total de 53 grupos», indica el informe.
Según algunos analistas del organismo con sede en Nueva York, el aumento de la violencia relacionada con el narcotráfico en Sudamérica y Centroamérica se ha visto impulsado principalmente por la competencia entre los representantes locales de estos dos grupos.
“Como casi ningún grupo criminal controla toda la cadena de suministro de cocaína desde Sudamérica hasta los mercados de destino, como Europa y Norteamérica, se crean alianzas en distintas fases del proceso”, sostiene el documento. «Estas colaboraciones suelen ser muy dinámicas e inestables, como por ejemplo en el caso de México, donde los aliados criminales de ayer pueden convertirse en los enemigos de hoy, y viceversa».
Es por ello que la competencia por el control de espacios o de puntos de distribución puede acabar en olas de violencia. Por ejemplo, el informe indica que una serie de actos violentos en Ecuador se vinculó a la rivalidad entre grupos criminales locales vinculados al Cártel de Sinaloa y al de Jalisco Nueva Generación.
En Colombia, la desmovilización de las FARC ha llevado a un aumento de la presencia de grupos mexicanos, para exportar cargamentos de cocaína desde zonas cercanas al Pacífico. La gran fragmentación criminal en Colombia y la presencia de los grupos criminales mexicanos «alimenta más la violencia», según el análisis de la ONU.
El tráfico de cocaína es sólo una parte del negocio criminal de los grupos delictivos mexicanos, ya que están implicados en otras muchas actividades, como el tráfico de marihuana, heroína, fentanilo, armas y personas.
Más gasolina al fuego a la crisis por las drogas que enfrenta México con Estados Unidos, a raíz del “levantón”, que no secuestro, de los estadunidenses en Matamoros, Tamaulipas y de los cuales dos fueron asesinados.
Si eran narcotraficantes, debió de ser la justicia de ambos países la que resolviera el caso. Pero en México, la justicia esta en manos de los criminales.
Legisladores republicanos y hasta demócratas se pronuncian por enlistas a los cárteles de Sinaloa y Jalisco como terroristas y así legitimar el combate a estos grupos desde Estados Unidos. Así de grave, y para el presidente López Obrador no es más que politiquería electoral.
Lo bueno que ya falta poco para que se vaya a “La Chingada” a descansar.
