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Editorial| Debo no niego, pago, no tengo

En la nueva etapa de “pobreza franciscana”, el Gobierno Federal propondrá a la Cámara de Diputados eliminar del Presupuesto de Egresos 2023, unos 15 programas económicos, entre ellos el de Apoyo Financiero a Microempresas Familiares, dado que se creó para la coyuntura de la pandemia de Covid y hoy “se considera que ha cumplido con el propósito para el que fue constituido”.

Dicho programa no obtuvo recursos durante este año, pero se mantuvo vigente con fines de recuperación.

Consistía en los 25,000 pesos de crédito para que negocios familiares que daban empleo a seis de cada 10 personas, mantuvieran la plantilla laboral; en su primer año -2020-, de acuerdo a información disponible en el portal Transparencia Presupuestaria, ejerció 31 mil 503 millones de pesos; en 2021 dispuso de cerca de un mil 600 mdp y 2022 ya no se aplicó.

El problema, es que la inmensa mayoría de los deudores no se recuperaron… y no pagaron.

De acuerdo con las reglas, esos 25,000 pesos de apoyo estaban asociados al compromiso solidario de reembolsarlo en un horizonte de tres años. Los primeros tres meses eran de gracia y a partir del cuarto mes iniciaba el esquema de recuperación de pagos mensuales, con depósitos de 823.70 pesos en 33 meses.

Pero de los más de 33 mil millones de pesos de presupuesto aplicados durante 2020 y 2021, la recuperación apenas alcanzó los 3 mil 076 mdp, por lo que la cartera vencida del programa se mantiene en los cerca de 30 mil mdp.

La Secretaría de Economía hace esfuerzos por recuperar la cartera de morosidad, incluso mejorando las facilidades para el reembolso, pero los beneficiarios pueden responder: debo, no niego, pago, no tengo.

Las condiciones económicas están peor por esta crisis de alza de precios que no se detiene con nada, y a pesar de los subsidios a servicios del sector público como es la gasolina y el gas doméstico.

Así que a fondo perdido.

La realidad, que micro y pequeñas empresas no se han recuperado desde 2020, tanto por las restricciones sanitarias de ese año, como la falta de apoyo gubernamental.

De 2019 a 2022 se han eliminado el Fondo Nacional Emprendedor, el Financiamiento al Microempresario y a la mujer rural, el Programa de Fomento para emprendedores y Mipymes, el de desarrollo de la Industria de Software, y el de Productividad y Competitividad Industrial, entre otros.

Pero qué le hacemos. Vamos a la “pobreza franciscana”.

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