El presidente Andrés Manuel López Obrador ha sumado ahora a su larga lista de reformas constitucionales que anunciará el próximo 5 de febrero, la extinción de todos los organismos autónomos.
¿Todos? Hablamos del INE, el Instituto Federal de Telecomunicaciones, el INAI, la Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece), pero también el Banco de México, el INEGI, la Comisión Nacional de Derechos Humanos y bueno, el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).
En otras palabras, quiere desaparecer todo lo que en México represente un contrapeso al abuso del poder presidencial. Más claro que una autocracia, ni el agua.
Entonces ¿quién regulará la política monetaria? El Presidente. ¿quién organizará y garantizará elecciones limpias y libres? El Presidente. ¿quién medirá avances o retrocesos en pobreza, salud e ingreso? El Presidente. ¿Quién se encargará de capturar y difundir toooda la información estadística y geográfica del país, el territorio, los recursos, economía y población? ¡Pues claro que el Presidente!
Según el mandatario federal, estos organismos fueron creados para proteger intereses particulares y, por ello, es necesario eliminarlos. “Estamos revisando con lupa lo que hacen estos organismos, al grado que voy a proponer en el paquete de iniciativas de reforma que desaparezcan todos los organismos que crearon para proteger a particulares y afectar el interés público”, anunció en su “mañanera” de ayer.
Según López Obrador, con la desaparición de los órganos autónomos se generarían ahorros en la Administración Pública Federal. «Tenemos que hacer esta reforma administrativa. Además, imagínense todo lo que nos vamos a ahorrar, porque no vamos a seguir manteniendo esos organismos facciosos, onerosos, antipopulares», subrayó. “Como ya cambió la política, pues ya no queremos ese poder fáctico, dual, paralelo, no queremos un poder formal y uno real”. “Vamos a hacer la propuesta, el planteamiento, el día 5 de febrero. Es una de las iniciativas que tengo pensado presentar», agregó.
Entre ellas, anunciadas hace días, la reforma al Poder Judicial para que jueces, magistrados y ministros sean elegidos por voto popular; el sistema de pensiones y al sistema ferroviario, entre otras.
Pero del dicho al hecho, hay un gran trecho y no le queda tiempo ni cuenta con la mayoría constitucional en el Congreso general para que estas reformas pasen. Pero si le servirán como asidera para entrometerse en las campañas presidencial y legislativas.
Del México en llamas y bajo el control absoluto del crimen organizado en territorios completos como Chiapas, Estado de México, Tamaulipas, Guerrero, Zacatecas y Michoacán, y la red de corrupción y tráfico de influencias armada por los hijos del Presidente, nada.
Lo suyo, indudablemente, son los pleitos; nunca gobernar para bien de todos los mexicanos.
