Editorial| Quinto año: mucho ruido, pocas nueces
Quinto año: mucho ruido, pocas nueces
Sin duda, los presidentes de la alternancia como Vicente Fox en el 2000 y Andrés Manuel López Obrador en 2018, iniciaron sus mandatos en ambientes sociales de amplia expectativa por los cambios ofrecidos al país.
Contrastantes sus políticas de gobierno: mientras el panista se focalizó en las metas macroeconómicas, el morenista fundamenta su modelo de desarrollo en lo cualitativo y no en lo cuantitativo. Al quinto año de sus mandatos, la aprobación en sus respectivos ejercicios no es distante: Fox Quezada alcanzaba 54 por ciento de aprobación y López Obrador 55 por ciento, de acuerdo a la encuesta del día de El Financiero.
El presidente López Obrador gobierna desde sus “mañaneras” y marca la agenda mediática día a día, pero la contrainformación, producto de la investigación periodística también ha sido su cotidiano dolor de cabeza. Hace mucho ruido, pero hay poca sustancia para lo realmente importante para las y los mexicanos agobiados por las crisis de inseguridad, inflacionaria y en servicios de salud.
La alta expectativa respecto a los compromisos que asumió en torno a problemas torales como es la inseguridad y la violencia criminal, la corrupción, los feminicidios, la desigualdad social y mejora económica, se ha venido desinflando desde las elecciones intermedias del 2021, que perdió su partido Morena una decena de millones de votos.
Las cosas pudieron mejorar en algunos aspectos, como es la atención a los más desposeídos a través de programas sociales, pero queda todavía a deber en los otros aspectos. Difícilmente se avance ya en los restantes 22 meses de gobierno.
Y es precisamente la falta de resultados y confianza en su proyecto de “transformación”, lo que llevó al presidente López Obrador a adelantar la sucesión. Hoy, todo lo que hace y dice, es futurismo electoral para mantener a su partido en el poder público.
Los problemas los sigue gestionando con discurso mañanero.
En septiembre de 2023, menos de un año, arranca la organización de las elecciones del 2024 y el mandatario morenista quiere incidir, no solo en las candidaturas, sino en el mismo proceso con reformas electorales que propicien la consecución de su proyecto.
Desde la 4T se sostiene que el “pueblo no se equivoca” y resulta así. El electorado en los comicios del 2021, no se equivocó en arrebatarle la mayoría calificada a Morena y sus aliados en la Cámara de Diputados y el Presidente no puede reformar la Constitución sin el respaldo del conservadurismo.
Si. Definitivamente el pueblo es sabio.